ENCUENTROS EN LA CASTELAR

Hoy con Alfredo Matilla González de la Aleja (Periodista Deportivo y Máster en Psicología Deportiva)

Por Antonio Leal Giménez

Era el último día del signo del zodiaco Cáncer, cuando Alfredo vino al mundo. Por unas horas no fue Leo. Así que, sus rasgos identificativos tienen un poco de cada uno. Corría el año 1982, que fue denominado como el año en que España se lanzó a la modernidad. El Mundial de fútbol del mítico Naranjito, la primera victoria de Felipe González, el gran concierto de los Rolling Stones bajo la lluvia  y la vestimenta donde las top models y las grandes hombreras marcaban la moda.

Vivió en la calle Goya, aunque gran parte de su infancia la pasó en el Parque Cervantes junto a sus abuelos. En la actualidad la residencia familiar está en la Avda. de Criptana, y desde la ventana de su habitación escuchaba el paso ininterrumpido de los trenes. Eran otros tiempos.

Su etapa escolar transcurrió en el Colegio público Pablo Picasso y en el Instituto Miguel de Cervantes. Fue un alumno brillante donde los sobresalientes abundaban en sus notas. El fútbol era su gran pasión y desde muy joven ya jugaba en la escuela de fútbol de Alcázar, en el Gimnástico, en el Fútbol Sala Alcázar y en la Selección de CLM. Con 15 años le fichó el Albacete Balompié, ciudad en la que terminó sus estudios de bachillerato y selectividad. El Alces Park era su lugar preferido para divertirse. Allí se le manifestó su gran hobbie: bailar salsa. No había otro en el pueblo que marcara mejor la secuencia de los tres pasos en el compás 4/4.

Su etapa universitaria la inició en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, donde estudió Periodismo. Al mismo tiempo que asistía puntualmente a las clases, jugaba al fútbol en Tercera División con el Torrejón. Al finalizar su licenciatura hizo un Máster de Psicología Deportiva en la Universidad Autónoma, y creó junto a seis compañeros el Centro de Psicología Deportiva denominado “Train Your Mind” (Entrena Tu Mente). Tiene como clientes a equipos de élite y colabora con la RFEF, la liga profesional, y distintas federaciones, clubs deportivos, instituciones formativas.  Se declara entusiasta de la práctica de los sports, nombre con el que popularmente se conocen a las competiciones de videojuegos estructuradas a través de jugadores, equipos, ligas, organizadores, patrocinadores y espectadores.

Sus primeras prácticas periodísticas las realizó en el desaparecido Canfali, época que recuerda como una verdadera escuela de aprendizaje y, tras pasar por Lanza y colaborar con la SER, permanece en el diario deportivo AS desde el año 2005 como jefe de sección. Sus comienzos fueros como redactor del Real Madrid, luego fue delegado del periódico en Cantabria y en la actualidad es coordinador de AS.com y responsable de la información de La Liga y la RFEF, además de cronista y columnista de opinión.

Admira a sus padres y es un gran admirador de Iñaki Gabilondo. Sus mejores amigos son de Alcázar: Tejado, 'Nino', el cantante de Daiquiri, Ulises, Rodri, Cosín... Se motiva escuchando la voz suave y melancólica con un punto de rebeldía del maño Enrique Bunbury y de Joaquín Sabina (19 días, 500 noches; Princesa, Y nos dieron las diez; Por el bulevar de los sueños rotos…) y tiene a J.R. Moehringer, Premio Pulitzer de Periodismo en 2000, como su escritor favorito. Nos recomienda leer su obra “Memorias”, referido a la autobiografía de André Agassi.

Alfredo acaba de publicar su primer libro: ‘Por si Acaso’, editado por Libros del KO. Es el librito que le hubiera gustado leer con 14 o 15 años y que recomienda que deberían leer todos los padres que tengan un/a hijo/a excepcional con gran potencial para el ejercicio de un deporte. La obra forma parte de la prestigiosa colección ‘Hooligans Ilustrados’ en la que se mezcla fútbol y periodismo. Alfredo relata con sencillez la crónica sentimental de un escritor a través de los colores de su equipo de fútbol, los recuerdos de infancia, amores adolescentes, sueños realizados y otros por cumplir y también las escaramuzas de patio de colegio y goles milagrosos desde el medio del campo.

Persona inquieta y muy curiosa, sabe identificarse con la situación de los demás por su gran capacidad imaginativa. Es decidido, tenaz e intuitivo y posee un talento indiscutible que inspira confianza, a pesar de tener momentos de soledad, donde se siente feliz siempre que ésta sea elegida. Verdaderamente ama su profesión.

Nuestro encuentro tiene lugar en la Castelar, desde donde caminamos hacia la calle Independencia para llegar a El Semanal de la Mancha. Allí esperamos encontrarnos con Rosalinda Tejera, su tutora, periodista apasionada que tanto le enseñó cuando comenzaba la aventura de su profesión. En la primera parte de este “Encuentro”, me sentiré un invitado.

PREGUNTA: Cuando eras pequeño ¿Seguías la serie Oliver y Benji y soñabas con entrevistar a futbolistas famosos?

RESPUESTA: La verdad es que no era muy seguidor. Maduré demasiado rápido, así que era más de ver Informe Semanal y de leer Diario 16, El Mundo, El País o cualquier periódico que mi padre llevaba a casa. Dibujos, pocos. He visto más películas de animación ahora que de crío.

P. ¿De dónde te viene el amor a esta profesión?

R. Fue una cuestión de aprendizaje por observación y repetición. Cuando iba a ver al Gimnástico me ponía al lado de las cabinas de radio y allí ponía la oreja a las narraciones de Jesús Turel, Juanjo y compañía. La radio era mi compañera los fines de semana. Así que, gracias a ella, me entró el gusanillo. Con eso y los periódicos, pronto me animé a hacer las crónicas de mis propios partidos. Y mira, ahora las hago de las estrellas de nuestra Liga. No lo debía hacer mal.

P. ¿Un periodista deportivo tiene que ser una persona honesta, autocrítica y amar el deporte?

R. Ryszard Kapuscinski, periodista nacido en Pinsk, una ciudad de Bielorrusia, siempre dijo que para ser un buen periodista hay que ser antes una buena persona. Y lo comparto. Porque un periodista debe tener en su trabajo muchas de las virtudes que tiene que tener también un buen ciudadano: empatía, inteligencia, tacto, mesura… La honestidad es fundamental. La autocrítica, necesaria. Y el amor por el deporte, innegociable.

P. ¿Por qué elegiste dedicarte profesionalmente al Periodismo deportivo?
R.
Literalmente, y sin querer ser presuntuoso, el periodismo deportivo me eligió a mí. Antes de dedicarme a él, he hecho, y sigo haciendo, muchas otras cosas relacionadas con otros asuntos, desde la política al teatro. Yo soy un periodista que la mayoría de las veces escribe de deporte. Pero no me gusta encasillarme ni que me encasillen. De hecho, justo antes de empezar en AS, en Madrid, había obtenido una beca para trabajar en Onda Cero en Alcázar a la que renuncié por la gran compresión de Bernardo, Marcos y la buena gente que allí trabaja. De no haber aparecido Alfredo Relaño, director de As durante 25 años, hubiera cubierto gustoso las ruedas de prensa de todos los partidos políticos, de las Aguas...

P. ¿Qué fue lo que te inspiró? ¿Tienes algún referente?

R. No soy mucho de ídolos y cada vez intento ser más precavido entronizando al personal porque luego pasan cosas desagradables y puedes quedar mal. Lo más sensato es alabar a los maestros, desde Freud a Lorca, que ya no están, por sabios, por ser referentes y porque ya no van a manchar jamás su legado. Aun así, si me obligaras a tener que dar nombres te hablaría de Iñaki Gabilondo, porque toca todos los palos con la misma maestría, y Enric González, columnista y corresponsal de El País, porque no se puede escribir de cosas más importantes dándose menos importancia.

P. He leído que tus ídolos en el mundo del fútbol son Guardiola y Messi. ¿Cómo han influido en tu manera de escribir sobre fútbol?

R. No tengo mal gusto, ¿eh?... Pues sí que me han inspirado porque todos, cada uno en nuestro trabajo, siempre intentamos aportar innovación, imaginación, sabiduría y calidad. Otra cosa es que lo consigamos. A Guardiola y a Messi les hemos valorado menos de lo debido. Seguramente por los colores de cada uno, respetables; por comparaciones odiosas, en las que es mejor no perder el tiempo; y hasta por temas políticos, que no vienen a cuento. Pero dentro de unos años estarán en los libros de historia.

P. Confiesa de una vez: dices que no eres de ningún equipo y no parece que, gustándote tanto el fútbol, seas totalmente neutral. ¿Crees que existe el Periodismo deportivo objetivo?

R. Somos seres humanos con diferentes sentimientos, con diversas formas de pensar y con distintas maneras de comportarnos. Estamos hechos de subjetividades. Entendido esto, es lógico que no todos los equipos nos pellizquen igual el alma. Por este orden soy del Gimnástico, porque para mí siempre se llamará así, del Alba y del Barça. Otra cosa es que cuando escriba intente ser lo más objetivo posible. Y créeme que lo consigo. Escribo mucho del Madrid, desde hace 15 años, y hay un peñista del club blanco, muy fanático, que me escribe con cariño a diario como si yo fuera uno de los suyos. No debe notar nada en mis textos.

P. El miedo a la página escrita, ¿Es mayor que a la página en blanco?

R. A mí me aterraba más el de la página escrita. Y ahora ese temor ha decrecido porque el papel se lee menos y los textos de la web se pueden retocar si has errado. Antes, equivocadamente, era una obsesión llegar a casa y darle vueltas a los textos que ya estaban impresos. Hay dos cosas que siempre me inquietaban: las erratas y las llamadas a primera hora de los protagonistas enfadados. Ahora me tomo todo de una manera diferente. Por salud, por los años y porque el periodista está en el mundo para informar, formar, entretener… e incordiar.

P. ¿Qué te gusta más escribir o haber escrito?

R. Escribir. Vivir del pasado no vale de mucho si no es más que para plasmar los aprendizajes en una historia. Escribir es un reto continuo y, por tanto, es un motor para vivir. Cuando escribes algo bueno, según la respuesta que te dan los lectores, siempre hay temor a no volver a estar a la altura. Sucede en todos los ámbitos de la vida. Lo bueno siempre es intentar superarse. Detesto vivir de las rentas. La satisfacción que tiene mejorar lo hecho es incalculable.

P. El poeta lírico alemán J.C. Friedrich Hölderlin escribió en la segunda mitad del siglo XIX que, “El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona”. Para un Periodista deportivo ¿Es lo mismo cuando escribe que cuando ha escrito?

R. Un periodista sobre todo es cuando tiene en sus manos algo que contar, más que nada una noticia. Hay muy pocas emociones más agitadoras que ésa. En general, hay dos clases de periodistas por lo que veo: los que escriben a toda mecha, publican rápido y esperan el reconocimiento inmediato, sobre todo ahora en las redes, y los que escriben con pausa, recreándose en el arte, que no tienen fecha ni prisas y a los que la felicidad se la da poner cada frase en su sitio. La rapidez a la que vivimos fomenta lo primero. Yo me quitaría parte de mi sueldo por vivir cada día junto a los segundos. Tengo un libro, otro, en la cabeza desde hace años y aún no le he dado ni a la primera tecla. Y no veas cómo de bien me lo paso.

P. Si lo que escribes depende de la mirada de tu entrevistado ¿Con qué mirada lo escribes?

R. Si lo que escribo es simplemente la reproducción de unas declaraciones, no me meto. La mirada es del protagonista desde que empiezan las comillas hasta que las cierro. Otra cosa es si escribo de lo que piensan los demás. Ahí la mirada es mía. Y de ella me hago responsable. El problema actual es que se escribe demasiado al dictado, se reproducen comunicados oficiales y se teclea lo que quiere alguien que teclees. Y así nos va. Si escribes con la mirada de otro no sólo estás denigrando al periodismo, sino que además al día siguiente vas a tener un gran problema: bastante difícil es ya defender tus ideas como para hacerlo con las de otro.

P. ¿Qué te refleja la mirada de Vicente del Bosque, de Rafael Nadal, de Alba Reguillo, de Pau Gasol, de Delgado Meco y la de Vicente Paniagua?

R. Pues con su mirada de las cosas puedo estar más o menos de acuerdo, pero lo que es palmario es su legado deportivo. Ahí hay un denominador común en todos esos nombres: pasión por el deporte con los mejores valores por bandera. Del Bosque, conociéndome lo justo, me llamó para felicitarme por mi primer libro. Con eso te digo cómo es de caballero. Con Nadal se acabaron los piropos. Le sobra madridismo, pero nadie es perfecto. A Alba la he visto competir desde que empezaba y es un orgullo más de Alcázar. Además, lo ha hecho siempre sonriendo, que no es fácil ni está de moda. Con Pau tengo muchas dudas: no sé si ha sido más grande dentro o fuera de la cancha. Su labor humanitaria se ve poco y es muy necesaria. A Manolo lo vi hace poco en Bilbao y no conozco a nadie que hable con más pasión del fútbol ni de su pueblo. El ayuntamiento debería ingresarle el 75% de los presupuestos dedicados a promoción turística. Y Vicente es la humildad personificada. Era un gran jugador, por lo que me ha contado mi tío Jacinto y mi padre, es un paisano entrañable y un comentarista de primera.

P. Eres un periodista deportivo desde siempre, viviendo intensamente numerosos partidos y competiciones deportivas. ¿Qué aspectos psicológicos o mentales son fundamentales para alcanzar un alto rendimiento en el deporte?

R. Pues es un compendio de todo. No hay una fórmula mágica ni una habilidad psicológica determinada más importante que las demás. De hecho, hay deportistas que han alcanzado un éxito brutal con la peor de las cabezas. Sobran los ejemplos. Desde mi experiencia como deportista, y ahora como formador, creo que el equilibrio es fundamental para buscar el deportista ideal que esté más cerca de sus metas y objetivos. Primero tienen que estar las condiciones técnicas, físicas y estratégicas. Luego darle la importancia necesaria a la cabeza. Saber modular sus expectativas, gestionar el error, tener herramientas para buscar su nivel óptimo de activación y de concentración, saber motivarse, ser un líder cuando se lo pidan, rendir dentro de un equipo cohesionado, saber focalizar más en la tarea que en el resultado… Eso es clave. Y luego que los entrenadores y los familiares que le rodean le ayuden a mejorar y no sean una piedra en el camino. Que suele pasar demasiado a menudo.

P. ¿Qué significa ser mentalmente fuerte en el deporte?

R. No hay espacio suficiente aquí para argumentarlo. Ser mentalmente fuerte suele relacionarse con saber levantarte cuando caes. Pero es mucho más que eso. Ser fuerte mentalmente es conocer que el deporte es un juego y no siempre se gana ni siempre se pierde. Ser fuerte es conocerte a ti mismo para saber dónde están tus fortalezas y cuáles son tus debilidades. También lo es tener soluciones a cada problema que aparece en el camino, a ser autocrítico, a saber dar respuestas a las preguntas que aparecen. Ser fuerte es centrarte en lo que depende de ti y no perder energía en lo que no puedes controlar. Ser fuerte mentalmente, en definitiva, es saber que tu mentalidad y que todo, con trabajo, es susceptible de mejorar, que se puede trabajar y que se puede cambiar la forma de sentir, pensar y, sobre todo, actuar.


P. ¿En qué medida el éxito o el fracaso de un deportista dependen de la manera de gestionar su mente?

R. Si hablamos de resultados, muchas veces en nada. El resultado, casi a diario, no depende del deportista al cien por cien. Si hablamos de la tarea, ahí es fundamental. Yo era un 9 entrenando y, algunas veces, un 7 compitiendo. No es que gestionase mal mi cabeza, que muchas veces también pese a que la tenía bien amueblada; es que muy poca gente a mi alrededor supo enseñarme las herramientas que tenemos a mano para mejorar el rendimiento psicológico. Siempre se dice y es verdad: si yo hubiera sabido hace años lo que sé ahora… Con un psicólogo deportivo cerca seguramente hubiera sido un 8 siempre. Y eso no es poco. Ya le gustaría al jugador francés del Fútbol Club Barcelona Dembélé.

P. En tu trabajo como periodista deportivo vives momentos intensos donde es necesario que, pase lo que pase, sigas haciéndolo. ¿Qué haces para autorregularte y estar siempre a un “buen nivel mental”?  

R. Pensar que soy un privilegiado, que siempre quise contarle al resto las cosas que pasan y que esto, más que un trabajo, es una pasión. El estrés es algo con lo que convivimos a diario y que, bien utilizado, puede ser hasta beneficioso. Muchas veces se escribe mejor con tensión y una hora de cierre que relajado. Estar bien mentalmente, con ánimo positivo y relajado, ayuda a escribir bien. Por eso hacer deporte me ayuda. Y, a la vez, escribir me hace sentir bien y feliz. Por eso siempre estoy tecleando. Aun así, con el estómago vacío y enfadado también se hacen buenas piezas. Cuando puedo, tengo una estrategia para alcanzar el punto medio en mis textos. Escribir un día y repasarlo al siguiente. Releer y rescribir es tan importante como sano.

P. ¿Qué influencia tenéis en el funcionamiento mental de los deportistas? ¿No se sobrepasan a veces algunos límites de adulación?

R. Creo que es al revés. A menudo el periodista se pasa con los ataques. Y en muchas ocasiones porque se ve más la bufanda que el bolígrafo. Y hay una cosa que lo fomenta, que ya no hay tanto contacto entre jugador y periodista. Eso se está acabando. Antes, cuando viajábamos con ellos y los veías a diario, era más complicado desahogarte en un texto porque a la mañana siguiente lo tenías cara a cara. La adulación también existe, que conste, pero alguna es justificada y otra seguramente sea una estrategia para ver si así te coge el teléfono de una vez.

P. Si un periodista no es independiente ¿Se convierte en un propagandista?

R. Si no es independiente no es periodista. Eso por encima de todo. Y se puede no ser independiente y no tener por qué ser propagandista. Hay muchos ejemplos en los que algún interesado machaca a alguien constantemente porque sí y, sin embargo, no está bajo ningún paraguas y, si lo está, no le deja en muy buen lugar porque se palpa que falta a la verdad con frecuencia. Si eso es un propagandista, mala publicidad hace.

P. ¿Cómo un periodista deportivo puede ponerse una bufanda, decir de qué equipo es?

R. Se puede decir con qué equipo simpatizas sin ponerte la bufanda. Como se puede decir que Hitler era un malnacido sin necesidad de afiliarte al Partido Comunista. Pedro Sánchez es del Estudiantes, Zapatero era del Barça, Aznar del Madrid… y no por eso supongo que sus políticas fueran dirigidas a los que comparten con ellos esos gustos. Creo que hay periodistas a los que les ha superado el personaje, porque les resultan rentable, Allá ellos. Pero también veo esos ataques a los que se sinceran como una razón ideal para mostrar la intolerancia. Ramón Besa, periodista y habitual colaborador de la SER, es del Barça y está dando palos en El País con textos sobre Messi y Bartomeu que son poesía.

P. ¿Crees que los medios de comunicación tienen culpa del "endiosamiento" de algunos deportistas?

R. Seguramente tengan una parte de culpa. Pero que un deportista esté endiosado es, sobre todo, por la formación que tenga cada uno y por los ceros de la cuenta bancaria. Se han acostumbrado a realizar una profesión más, ni siquiera fundamental ni prioritaria, y cobran más que nadie porque, seguramente, también lo generan. Hay excepciones que rompen la regla, como Iniesta. Si nosotros nos hemos equivocado es, por ejemplo, por cubrir actos publicitarios de sus marcas para sacarles unas palabras porque ya no den entrevistas. Eso me remueve. Pero como el periodismo es un gremio insolidario, pues seguimos arrastrándonos.

P. Conoces muy bien el funcionamiento de entrenadores y otros técnicos. Según tu criterio, ¿De qué manera influyen en el funcionamiento psicológico de los deportistas?

R. La figura del entrenador es la más importante en un club. Y si hablamos de formación ya ni te cuento. Él es como el jefe de estudios en un instituto. Su influencia es determinante para sacar el máximo rendimiento del deportista o, por el contrario, para impedirlo. La formación de los entrenadores cada vez es mayor y España tiene un nivel excepcional de profesionales. Sin embargo, se ha puesto mucho el foco en la táctica, el físico, el análisis de rendimiento usando las nuevas tecnologías, y otros aspectos y en el mental vamos muy por detrás. Afortunadamente el tema psicológico se está haciendo paso con fuerza y ya no es tabú. Y no porque haya problemas, que también se pueden prevenir con profesionales adecuados, sino para mejorar el rendimiento. Ya es normal ver a psicólogos integrados en el cuadro directivo técnico. Y eso es una bendición. En la base es aún más importante. Los valores y las conductas deseables no aparecen por arte de magia. Hay que trabajarlas.

P. ¿Pero, por influencia de gurús como García y De la Morena, no ha estado muy pegada la información deportiva a la polémica?

R. Seguramente. Una cosa es el periodismo y otra cosa es el show. Hay quien sabe hacer las dos cosas muy bien, como Pedrerol, por ejemplo, pero una cosa me interesa y la otra no. García y De la Morena tenían y aún tienen muchas virtudes, pero para hacer buen periodismo no hace falta el insulto, ser tan autocrático ni alzar siempre la voz. Montaron una guerra que les ha hecho ricos a los dos. Ahora son amigos. Como para no serlo. La polémica está bien como activador de un debate, pero si no se respeta el turno de palabra ni la opinión de todos, ni hay debate ni hay polémica. Hay ruido y sensacionalismo. Ahora no hay tanta crispación, pese a que se mantiene a competitividad. Y si aparece, prefiero Radio 3.

P. ¿Qué diferencias ves entre el periodismo deportivo de su época y el actual?

R. Hay muchísimas. Ahora todo es más inmediato y las redes sociales hacen que todo vaya a mil por hora y se cuenten las cosas casi de manera atropellada. Antes tenías que esperar a la medianoche para hacerte una composición de lugar o al periódico del día siguiente. Existía la sorpresa. Ahora, cada minuto en Twitter es un vuelco al corazón. Sobre todo porque no se contrasta y no hay horarios para prepararte. Creo que el periodista de ahora ha perdido el contacto con el protagonista y tiene muchas menos fuentes. Y eso es vital para tener exclusivas y aportar un sello de distinción a tu medio. Se ha ganado en preparación, idiomas, manejo de la tecnología, etc. Por eso, comparando, me hubiera gustado nacer en los 60.

P. Cada vez hay más mujeres periodistas que orientan su carrera profesional al mundo del deporte. ¿Se ha superado ya ese prejuicio de que el fútbol, el baloncesto y el deporte en general es un ámbito “masculino”?

R. Se ha superado el prejuicio, pero queda mucho camino por recorrer. Somos una sociedad machista y eso no se cambia de la noche a la mañana.

P. ¿Podría evolucionar el Periodismo deportivo hacia una mayor paridad si diversificase un poco más sus contenidos hacia una mayor variedad de modalidades, si no fuera un periodismo tan constreñido por el fútbol y todo lo que rodea a este deporte?

R. Sinceramente creo que eso da igual y el hecho de diversificar el foco no mejoraría esa paridad. Eso se logra leyendo, conociendo la historia, formando a los que vienen, sabiendo y escuchando a los demás. Lo que hay que diversificar es la mentalidad. Este país arrastra 40 años de retraso que siguen escociendo, con una cultura en la que se veía como normales cosas que daban vergüenza. Eso cuesta mucho desaprenderlo. Y se empieza en los colegios, no en los medios de comunicación. Lo que se refleje en los medios y en su forma de operar será una consecuencia de lo que les enseñemos a los pequeños, que serán los que manden en el futuro.

P. ¿Cómo hacer Periodismo de deportes de competición generando animación y pasión pero al mismo tiempo respeto, reconocimiento, juego limpio…?

R. Viendo vídeos de Matías Prats al aparato.

P. ¿Pueden las crónicas y retransmisiones deportivas animar a la audiencia a incorporar la actividad física en sus hábitos de vida?

R. Por supuesto. Una de las labores del periodista es ayudar a formar a sus lectores. El género del reportaje o incluso de la opinión está para eso, para centrarnos en las urgencias, para marcar el camino, crear corrientes de opinión y hablar de muchos deportistas que pueden servir de modelo a los que empiezan.

P. ¿Quién es Míster Pentland?

R. Fue un precursor. Uno de los primero entrenadores con una metodología clara y profesionalizada. Una leyenda del Athletic que luego entrenó a muchos otros equipos más. Un caballero. Un innovador. Mi blog hace uso de su nombre como homenaje y porque está centrado en contar historias alrededor del mundo del banquillo.

P. ¿Alguna vez en tu blog has tenido que censurar tus comentarios por miedo a las opiniones de los fanáticos?

R. Intento que los insultos no tengan cabida. Pero en este blog hay más reflexiones o palabras de aliento para seguir contando historias después de ocho años desde que lo abrí. Me gusta tener ese espacio donde poder escribir con un tono diferente a los textos más informativos. Me encantaría recopilar en el futuro los mejores. Igual para el décimo aniversario hago algo.

P. ¿Se pueden combatir las fake news (noticias falsas) y el sensacionalismo o forman parte de la profesión de los periodistas deportivos?

R. Urge que demos un repaso a lo que es periodismo porque se están desvirtuando las reglas. Las exigencias de las audiencias están llevando a los medios a denigrar esta bendita profesión. Y por unos pocos, pagamos todos. Creo que se acabarán, o al menos se limitarán mucho esas falsas noticias con titulares grandilocuentes, cuando los ingresos publicitarios no sean proporcionales a las audiencias y de los pinchazos y se ajusten más a la calidad de los contenidos. Mientras tanto, esto será la selva. La credibilidad es lo primero. Y es un bien que cuesta mucho conseguirlo y que se pierde en sólo un segundo o un clic.

P. ¿Cuáles son los mayores problemas que te encuentras en las canteras deportivas entre los jóvenes futbolistas y los entrenadores del fútbol base?

R. La diferencia entre las expectativas que tiene el jugador o jugadora y la que tienen sus padres. También me sorprende cómo muchos padres y madres son muy exquisitos con el profesor de inglés de sus hijos y montan la marimorena si el de matemáticas no les está explicando bien a dividir y, sin embargo, los dejan varias horas a la semana con monitores que, aunque hacen lo que pueden, no les forman debidamente. Cuando entramos a trabajar con TYM en las escuelas deportivas nos centramos muchos en los entrenadores. Si ellos están bien formados, lo estará el resto. Y es mejor volcarnos en 20 que ‘evangelicen’ a 400 niños, que ir jugador por jugador intentando mejorarles. Lo hacemos a través de ellos. Y funciona. Vaya si funciona. Sólo se necesita convicción e inversión. Muchas veces el doble de lo primero que de lo segundo.

P. ¿Cómo se motiva a los canteranos para que aprendan a compaginar los estudios con la práctica de un deporte, en este caso el fútbol, a un nivel exigente?

R. Con ejemplos. Ellos absorben muy bien ese modelaje. Y hay maravillosos casos que pueden conocer, observar y de los que aprender. Hay que trabajar mucho en realizar un buen establecimiento de objetivos, semanal a poder ser, y ése es un buen primer paso para evitar el abandono, motivar al personal y ser feliz haciendo de todo un poco.

P. ¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir tu primer libro titulado “Por si acaso”?

R. Es una referencia que utilizo tres veces a lo largo del texto, y de lo que prefiero no revelar la información por si alguno se acerca un día a Mata o a Imagina para hacerse con él, pero que refleja una idea clara: ante la aparición de determinados problemas en la vida siempre hay que tener a mano soluciones. ‘Por si acaso’ habla de una experiencia en torno al fútbol, a la relación con Albacete y su Alba y que se centra, sobre todo, en esa cara B del deporte que muchas veces no se ve ni se entiende. ‘Por si acaso’ es una guía para soñadores, un manual para padres y madres, un homenaje a mis formadores y un repaso a cómo el fútbol nos puede marcar a fuego muchas de sus enseñanzas.

P. ¿Qué nos puedes comentar sobre tu obra?

R. Pues que es una satisfacción haber podido estrenarme como escritor, que su publicación, afortunadamente, ha tenido muy buena acogida y me ha servido para entablar relación con mucha gente a la que admiro, como Benito Floro o Morientes, y vivir experiencias que sin haberme atrevido a dar el paso no hubiera tenido. Lo mejor de todo es que me ha permitido compartir pensamientos que tenía guardados desde crío, a modo de terapia, y que me ha confirmado que escribir una historia es mucho más difícil de lo que parece.

P. ¿Escribiste el libro para ti mismo sin pensar en el éxito que ibas a tener?

R. El éxito fue que una prestigiosa editorial como Libros del K.O., donde han publicado ‘Fariña’ o ‘El director’, me haya permitido escribir en una colección donde están Manuel Jabois, Eduardo Rodrigálvarez, Nacho Carretero, Quique Peinado, Ramón Lobo, Enrique Ballester, Lucía Taboada…  El éxito también ha sido ver el orgullo de mi chica, mi mejor editora por cierto, y de mis padres, que involuntariamente son protagonistas. Además, y sabiendo que no iba a lograr hacerme rico con las ventas, me propuse pasármelo bien escribiéndolo e intentar, como obsesión, que fuera entretenido para cualquier lector, amante o no del deporte y del fútbol. En apariencia podría parecer una obra muy específica, pero creo que va mucho más allá y habla de cosas cotidianas que suceden en la vida y que, sin embargo, obviamos y no comentamos. Espero que la gente se acerque al libro con el mismo cariño que yo le puse.

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