La muestra dedicada a cabezas y figuras, despliega un amplio abanico de estilos y tendencias. Nombres consagrados como Juan Alcalde, Joan Ponç Juan Romero, Agustín Úbeda, José Hernández, García Donaire, Bonifacio, Andrés Conejo, Gregorio del Olmo, los más cercanos pero igual de interesantes, Pepe Herreros, Isidro Parra, Fernández Molina, Áureo Gómez, Nuria Cortina, Francisco Valbuena, Andrés Escribano, Antonio Mugarba y algunos pintores que exponen en nuestra galería, por ejemplo, Teruhiro Ando, Romeral, Pedro Quesada, Antonio Mateos Prieto, Margarita Gámez.
Una exposición que reúne grandes obras de los artistas ya mencionados, con otras más pequeñas pero con la misma calidad y belleza.
Y como pretexto la figura o los rostros de figuras
Por Andrés Escribano
Nos pasamos la vida mirándonos de frente sobre el lienzo de nuestro espejo, nos acariciamos el rostro mientras el tiempo continúa modelando aquellas líneas jóvenes de la adolescencia. Nos va preguntando mientras eludimos la respuesta, se encarga de suministrarnos la pátina, el barniz final de nuestra obra que no terminamos nunca, mientras seguimos trabajando y el rostro nos va reflejando el último pensamiento.
Las figuras, cabezas y rostros que desfilan por la Galería Marmurán, en su última puesta en escena, me miran desde la distancia como en esa Calle gris solitaria de Paris, Rue le Pic, con figura al fondo de Juan Alcalde. La misma ciudad de tanto poder creativo donde se realizaron La Máscara negra y Pierrot de Juan Romero, junto a la Dama y Pez de Agustín Úbeda.
Un magnífico Dibujo de Joan Ponc, fundador de la revista Dau al Set, se cruza en mi camino y las Cabezas de Margarita Gámez con mucha materia y tiernas al mismo tiempo, me hacen un guiño en forma de pregunta. José Hernández, con su Caballero de alto retorno,- obra de su mejor época en los ochenta-, me causa un fuerte impacto en el recorrido.
¿Qué me sugiere la obra de Bonifacio, en su Dibujo de pequeño formato, tan colorista como extraño? y la fuerza de la Figura en la obra de Andrés Conejo, representante de la Escuela de Madrid, que acude con una de sus máscaras sobrevolando el espacio como un aquelarre.
Si se puede pintar el silencio, eso lo hace Teruhiro Ando, que recuerda a Wermer con su Muchacha leyendo una carta y si se puede ponerle música a un cuadro, eso lo hace Francisco Valbuena con el vibrante y eléctrico retrato de Luis Cobos.
Las Cabezas magistrales de Isidro Parra y Pepe Herreros, llenan de color el espacio de la sala entre el gran dibujo de Pedro Quesada en esa Composición de cabezas que murmuran hablando entre ellas. Mientras se cuela jugando como siempre por una rendija ilustrada, el cromatismo de Fernández Molina con sus Perfiles en técnica mixta.
Y más cabezas de Antonio Mateos, Aureo Gómez, Nuria Cortina, Gregorio del Olmo, Romeral , Mugarba y Andrés Escribano. Porque las cabezas, los rostros, reflejan nuestro estado de ánimo. Pueden definir un mundo trágico y deforme. Miedos y angustias personales. Dibujar, pintar y continuar, es lo que parece estar pensando la obra escultórica de García Donaire, que me despide de la visita con su obra Figura sentada, entre la materia y el aire.
Felicidades Marmurán, por mantenerte en tu labor heroica de mostrar y vender arte.
