Artículo del Doctor Jesús Caballero Martínez

Bótox y Ácido Hialurónico

Todas las especialidades médicas han avanzado en los últimos decenios de modo extraordinario. Las novedades en prevención, diagnóstico y terapéutica son diarias, de modo que el profesional comprometido dispone de un arsenal de recursos,  impensable hace solo unos años.


    Nuestra especialidad, la odontología, no sólo no ha quedado atrás en esta tendencia si no que podría decirse que es una de las disciplinas sanitarias que más ha evolucionado en menos tiempo. De aquella odontología feroz y mutilante que sufrieron  nuestro padres, basada en la extracción y prótesis de contacto, hemos pasado a una odontología de vanguardia con un arsenal terapéutico tan sofisticado, que puede  asegurar que no existe patología  bucodental  no reparable y  con éxito predecible.


    El manejo de los soportes óseos con biomateriales, los nuevos y fiables implantes, las prótesis diseñadas y construidas digitalmente, han creado un nuevo mundo de recursos en todas las subespecialidades odontológicas, en la que España es considerada y con razón, de las más avanzadas del planeta.
Una de las últimas  aportaciones a la especialidad, es la utilización de los llamados «rellenos» (ácido hialurónico) y el botox (toxina botulínica) que nos permiten optimizar los resultado estéticos de todos los tratamientos dentales.


    En algunos casos las soluciones protésicas convencionales son insuficientes para ofrecer un óptimo resultado estético, los soportes óseos colapsados y el inevitable paso del tiempo, dificultan el resultado deseado y es ahí, donde la aplicación de estas sustancias encuentran su éxito.


    El ácido hialurónico tiene innumerables aplicaciones en odontología. El borrado del surco nasogeniano y el código de barras, son de uso diario en numerosos de nuestros pacientes y cada vez más lo empleamos en la remodelación estética  de los labios, donde se consiguen resultados verdaderamente extraordinarios, combinándolos o no con técnicas quirúrgicas avanzadas y rehabilitaciones protésicas. Parece milagroso, que con un volumen intradérmico de la pequeña cantidad de esta sustancia, se consigan resultados tan espectaculares, funcional y estéticamente. Es por esto, que la demanda tiene un crecimiento exponencial en gran parte de nuestros pacientes. Tiene además otras muchas aplicaciones dentro y fuera de la boca con la ventaja para el paciente odontológico de ser aplicada bajo anestesia y por tanto ser un tratamiento absolutamente indoloro. La eliminación de las antiestéticas e incómodas queilitis angulares (boqueras), la elevación de la comisura o remodelación de la encía pobre, son otras indicaciones de este material absolutamente biocompatible.


    Existen también hialurónicos de alta densidad para «efecto lifting» como alternativa conservadora a la cirugía estética que ofrecen también resultados muy satisfactorios a un precio infinitamente más reducido.


    El Botox, es nuestro segundo aliado en estética bucofacial, que complementa a nuestros pacientes. Es la toxina botulínica obtenida por biosíntesis y por tanto de manejo clínico seguro en manos del profesional adecuado y certificado. Nosotros venimos usándolo en clínica para mejora de las arrugas de expresión en el tercio superior, (arrugas frontales, patas de gallo y  entrecejo), donde el efecto relajante de los músculos que provoca, consigue dulcificar la expresión con un notable efecto rejuvenecedor.


    Decía líneas arriba, que la odontoestomatología, dispone de innumerables recursos para que el resultado final de nuestros tratamientos tengan una óptima aceptación por nuestros pacientes.
    En nuestros centros ofrecemos estos complementos con el convencimiento de que su uso nos ayudará a seguir siendo referencia de calidad  en esa maravillosa especialidad que cultivamos ya en cuarta generación.

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