EL PADRE FRANCISCANO RESPONSABLE DEL TEMPLO EXPLICA POR QUÉ ORDENÓ LOS TRABAJOS DE PINTURA

Pórtico de la iglesia de San Francisco

Por Luis Pérez, franciscano

Con motivo de la pintura del pórtico del templo de San Francisco de Alcázar de San Juan, han sido numerosos los comentarios y críticas vertidos en los medios de comunicación sobre el hecho. Por mi parte, de forma directa, han sido más las muestras de aprobación que las de condena. Quiero expresar mi gratitud por este motivo, y exponer aquí la razón de haber ordenado dicha pintura, por si sirve de algo para clarificar posturas, aunque lo creo difícil en muchos casos.

En el periódico El Semanal, de fecha 17.11.2017, en su editorial se lee: “Los daños causados en el edificio son evidentes”; ante ese “daño evidente hubiera estado bien enviar a la policía a parar los trabajos y San Francisco tendría hoy algo menos perjudicado su pórtico de entrada”. En El Semanal del día 24.11.17 escribe Antonio Costa: “Ese rojo convaleciente –refiriéndose a la pintura de la fachada de Santa Marta- parece el mismo con que han asesinado la fachada de la iglesia de San Francisco”. El resto de su comentario referido a mí con frases como “el tipo con hábitos… probablemente en posesión de la sabiduría, tacto y humildad… cualidades que el Dios sobre el que predica le ha concedido…a “tal espécimen”. Desconozco el interés que pueda tener el autor de estas palabras sobre mí, e ignoro  si será oyente asiduo y fervoroso de mi predicación. Me hubiera gustado más escucharlas de su boca, para precisar mejor el sentido de alguno de sus cultismos.

A tales afirmaciones (“daños, perjuicios, restitución a su aspecto anterior”), si se tratara de gustos o apreciaciones, nada tendría que responder; pero, si se trata de juicios de valor –según parece -, sí respondo con lo siguiente, en particular eso del “aspecto anterior”:

 Hay una crónica de 1983 acerca de las reacciones que se produjeron cuando la restauración del mismo pórtico de los desperfectos sufridos durante los lamentables sucesos acaecidos durante la guerra civil, cuando la nave del templo se usó como garaje para los camiones. ¿Qué ocurrió entonces? Sencillamente que la portada repuesta de entrada a la iglesia no respondía a la anterior, es decir, a la original de 1532, que era de piedra rojiza, como la del resto de la iglesia. Ése sería el “aspecto anterior”. Como la portada repuesta –que es la actual-,  elaborada en Valencia y colocada el 1983, fue de piedra blanca, llamó mucho la atención por su color blanco. En muchas fotos puede advertirse tal color y su contraste con el resto de la fachada. Dice la Crónica referente a tales hechos:

“Se tiró o desmoronó la portada de la iglesia. Un hermoso retablo y volvió a restaurar con nuevas, labradas piedras e iguales a las primeras del año 1532. Llamó mucho la atención por quedar el retablo en blanco, en contraste con la anterior y toda la fachada; pero después de muchas intrigas, disgustos, ofensas e improperios por personas del pueblo y autoridades, quedó todo el enfado, cuando en consonancia con las anteriores y lo mismo que el año 1532 y en su origen se pintó todo el retablo, quedando muy apropiado”.  

Aquella pintura se ha venido deteriorando con el paso del tiempo, los cambios y fenómenos atmosféricos, de modo que se ha perdido casi por completo el color, quedando solamente restos de la misma –no sombras, como se ha dicho-, que daban la impresión de descuido o abandono por parte de los custodios del edificio. Por estas razones se ha vuelto a pintar el pórtico de entrada a la iglesia, tratando de darle el color que más se acerca al rojo de las piedras del resto de la fachada, conscientes de que al paso de algún tiempo, se producirán los mismos efectos que en la anterior pintura. Esto ha sido cuanto se ha pretendido con la pintura.

Más en Opinión
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad
Advertisement