El Semanal viaja a China invitado por la Administración Nacional de Turismo

MADRID. Nuestro famtrip comienza en el aeropuerto de Madrid, donde conocimos a los responsables de los otros cuatro medios de comunicación participantes en el viaje: José Luis Barceló, director del Mundo Financiero; Javier Martín Domínguez, presidente del Club Internacional de Prensa; Charo Gasca, subdirectora de Internacional de la Agencia EFE y Alberto Rubio, experto en periodismo internacional. Junto a ellos, y de la mano del director de la Oficina Nacional de Turismo de China en España (delegación de China ante la UNWTO), Zhang Zhiyun, y su responsable de Comunicación, Cao Yuan (para nosotros Valentín), iniciamos un viaje que nos hará recorrer cerca de 35.000 kilómetros a lo largo y ancho de un país de contrastes espectaculares, donde lo antiguo y propio de una civilización con más de cinco mil años se combina con las infraestructuras y servicios más modernos del mundo. Un gran país del siglo XXI que atrae la atención mundial y cada año mejora sus estadísticas turísticas, gracias al carácter hospitalario y afable de sus gentes, a una red de hoteles de inigualable categoría y a una avanzanda red de comunicaciones tridimensional (integrada por modernas carreteras, ferrocarriles y aviones).

CAPITAL-BEIJING

El primer destino de nuestro viaje fue Beijing, capital de la República Popular China, centro político, cultural y de intercambio internacional. Situada en la parte septentrional de la llanura del norte de China, Beijing es una de las ciudades más famosas de China, considerada una de las antiguas capitales del mundo por su gran historia y cultura, actualmente constituye una de las metrópolis más modernas y de mejor reputación mundial. En su entorno, a unas horas en autobús, visitamos la Gran Muralla, antigua fortificación construida y reconstruida entre el siglo V (a.d.C.) y el siglo XVI para proteger la frontera norte del imperio chino durante las dinastías imperiales de los ataques bárbaros y nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria. Su longitud, más de 8.800 kilómetros.

También en Beijing, visitamos la plaza de Tianmen, la Ciudad Prohibida, con los palacios imperiales de las dinastías Ming y Qing y el Templo del Cielo; y tuvimos ocasión de degustar, en uno de los restaurantes de mayor prestigio de la capital china, el famoso pato laqueado. Además de presenciar un impresionante espectáculo de acrobacias; y conocer el popular Mercado de la Seda.

ZHANGJIAJIE

Por la noche, después de dos horas de vuelo, llegamos al aeropuerto de Zhangjiajie, capital de la provincia de Hunnan, situada en el interior del país, a más de mil kilómetros de Beijing. Un destino conocido a nivel mundial por ser donde se filmó la película Avatar.

Tras descansar en uno de sus mejores hoteles,  visitamos por la mañana el Parque Nacional de Zhangjiajie, famoso por sus picos precarios, arroyos cristalinos, densos bosques y cuevas kársticas; primer Parque Nacional Forestal de China, donde se encuentran las montañas Aleluya, a las que accedimos en un atrevido e impresionante teleférico, en un día nublado y de lluvia intermitante.

Por la tarde, tras una relajante visita al Lago Baofeng, donde los encantos de la naturaleza china adquieren su máxima expresión, asistimos a un espectáculo teatral, en el que tuvimos ocasión de conocer los gustos singulares del público chino en materia musical.

Al día siguiente, en el mismo Zhangjiajie, visitamos los famosos puentes de cristal en las montañas Tianmen. Sólo apto para los más intrépidos y atrevidos, por sus escalofriantes pasadizos y puentes transparentes construidos para recorrer desfiladeros, prolongados sobre interminables precipicios.

Como punto y final a nuestra visita a Zhangjiajie, entrevistamos al sr. Guo Zhenggui, party secretary of Zhanjiajie Municipal Committe of the CPC, con quien, compartimos recepción y cena, junto a otros mandatarios del gobierno chino y representantes de la Administración Nacional de Turismo.

HANGZHOU

El siguiente verso de Yang Chaoying, poeta de la dinastía Yuan, explica a la perfección lo que nos esperaba en Hangzhou, ciudad a la que llegamos al día siguiente, tras otras cuentas horas de vuelo: «En el cielo está el paraíso; en la Tierra, Hangzhou y Suzhou».

Capital de la provincia de Zhejiang, en el término sur del Gran Canal, Hangzhou es una de las principales atracciones turísticas de China, una ciudad amable, ordenada, agradable, un gran jardín donde el otoño abraza al viajero para envolverlo en los colores rojos, ocres, verdes y amarillos de sus árboles. Una de las siete antiguas capitales de China, convertida en ciudad administrativa, cultural y económica; una ciudad preciosa para residir, de la que Marco Polo llegó a afirmar que era la propia «ciudad del cielo, la más grandiosa del mundo».

En ella, conocimos el Lago Oeste, un espacio natural y urbano de gran belleza escénica. En su entorno, maravillosos jardines, árboles, colinas, flores de loto de gran tamaño, barcas de pesca, pagodas... Ningún viaje a China sería completo sin venir aquí, nos explica Lu, nuestra simpática guía, formada en Granada y natural de Hangzhou. Sin duda, vale la pena conocer la impactante belleza natural del lago y su impacto en la evolución de la literatura y la cultura chinas. Un lugar donde quedamos totalmente deslumbrados con el ballet nocturno sobre el lago que tuvimos ocasión de comtemplar, una representación similar al espectáculo inaugural de las Olimpiadas de Pekín en 2008.

SHANGHAI

Como cuarto destino y punto y final de nuestro famtrip, Shanghai, la ciudad más poblada de China y la segunda más poblada del mundo, con una población de 24 millones de personas, a la que se suman otros cinco o seis de población flotante, según los datos facilitados por nuestros guías y responsables de la Oficina Nacional de Turismo de China.

Centrada en la costa del mar de la China Oriental, Shanghai yace en el delta del río Yangtsé, como una de las ciudades que mayor progreso y desarrollo ha experimentado en todo el mundo durante la última década. Su espectacular crecimiento financiero y turístico se respira en cada una de sus grandes avenidas y espectaculares rascacielos. En ella se encuentran las sedes de las más grandes empresas multinacionales y vanguardistas del mundo. «A principios de los 90, el barrio de Pudong (nombre con el que los chinos llaman a esta ciudad) no pasaba de ser una apacible aldea de pescadores; hoy, dos décadas después, la zona da cabida a uno de los skylines más imponentes del mundo y es claro reflejo de la imparable pujanza económica de China.

En ella, además de conocer el centro comercial y los rascacielos más elevados y espectaculares del mundo (uno de ellos de 128 pisos), visitamos la Torre de Perla Oriental, el Templo del Dios de la Ciudad; y por supuesto, las innumerables tiendas de moda, electrónica y artículos de todo tipo ubicados en pleno centro de la ciudad, donde también se encontraba nuestro impresionante hotel y donde pusimos punto y final a esta singular experiencia.

En la maleta, de vuelta a casa, muchos regalos, sensaciones nuevas y experiencias singulares; pero sobre todo, la agradable impresión de un país acogedor y afable, preocupado por mejorar su imagen y especialmente la atención que presta a sus viajeros.

                (Muchas gracias por todo a la Oficina Nacional de Turismo de China en Madrid, a la agencia de Noticias Xinhua, con quien hemos firmado un convenio de colaboración para el intercambio de información;  y especialmente a Zhang y Valentín, de la Administración; y a los guías Manolo, Lu y Julio; así como a mis compañeros periodistas, con quienes ha sido un verdadero placer compartir esta experiencia).