Canto al "ser alcazareños"

Por Antonio Castellanos Maciá

En la tarde del pasado domingo, el cielo iba cubriéndose de nubarrones. Sobre la mesa estaba El Semanal. Pausadamente comencé a leerlo. Solo bastó  un folio y mi estilográfica, para que de mi mágica nostalgia por mi pueblo saliera este canto al ser alcazareños que quiero compartir con los lectores.

El Semanal de la Mancha está publicando periódicamente una sección titulada "Encuentros en la Castelar", en los que, a través de una entrevista tipo perfil, nuestro paisano, el Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales Antonio Leal Giménez, mantiene una conversación tranquila y sosegada con personas nacidas en Alcázar de San Juan, pero que no residen en su pueblo de nacimiento. Parece ser que el objetivo general pretendido es hacerse eco de lo mucho que estas personas queremos y sentimos a nuestro pueblo y que se conozcan diferentes formas de pensar y proceder en sus profesiones respectivas, sacando a la luz los valores que hacen gala por el mundo desde que abandonamos nuestra tierra natal. No solo la educación en esos valores nos delata como moñigones, sino el sabernos hijos de Alcázar de San Juan.

Todas terminan pidiendo al entrevistado se dirija a sus paisanos. Algunos hemos coincidido en instarles a que se condujeran de acuerdo a esa forma de ser alcazareños que nos caracteriza. Apelábamos a esa identidad que, como se ve a lo largo de todos los "Encuentros en la Castelar", conformaba esos valores de que hemos hecho gala por todos los lugares que hemos visitado, desde que abandonamos nuestra deseada cuna, como se dirige el escudero Sancho a su pueblo al regreso de la que sería su última aventura. "Llegó Sancho  a su casa tan regocijado y alegre, que su mujer  conoció su alegría a tiro de ballesta; tanto, que la obligó a preguntarle: ¿Qué traés, Sancho amigo, que tan alegre venís?...Y si el entrevistador nos consideró adecuados al propósito de su trabajo, fue porque mediante una conducta basada en esos valores, que honraban nuestro lugar de nacimiento, sentimos que habíamos vivido la vida que deseábamos; que es el anhelo de todos. Juan Vicente López-Gil Escribano y su esposa María de la Fuensanta Vives, en su "Encuentro", apelan a tener un comportamiento consecuente con la propia forma de pensar; lo que, en opinión de quien esto escribe, es requisito sine qua non para considerar "Hombre a un ser humano".¿Cuántas veces oímos de pequeños aquello de "yo he dado mi palabra", como garantía de cumplimiento?. La lealtad es otro de los valores que se nos inculcaron y que es extensiva a todo quehacer humano; y ellos nos hablan de la celebración de sus Bodas de Oro.

Antonio, alcazareño él en demasía, conoce esa forma de ser/sentir que desea evidenciar en las entrevistas y acreditar que poco o casi nada se pierde con el alejamiento; elabora las preguntas para que afloren esos valores independientemente de la actividad laboral del entrevistado. Así de la base del trabajo de un astrónomo, Benjamín Montesinos Comino, que impulsó la nominación de los cuerpos de un Sistema Planetario con los nombres de personajes de "nuestro" Quijote, extrae  una apelación a la cultura del esfuerzo - tan caro al entrevistador, por ser entre otros, la juventud la recipiendaria del mensaje de las entrevistas - por parte del entrevistado. Se trata de ese esfuerzo al que, por formar parte de nuestra idiosincrasia, sólo se hacía referencia de forma indirecta al dicho popular o adagio que siempre se ha utilizado para expresar la necesidad de trabajar: "no hay atajo sin trabajo".

Todos padecimos llamadas a la mesura por parte de nuestros educadores; que, por reiteradas, calaron en nuestra conducta; y, ahí tenemos  al periodista Enrique Sánchez Lubián que en la entrevista apela a la medida, al criterio - información, no emoción -.  Y ¿qué decir de esa inquietud que siempre nos caracterizó?. Un sindicalista como Luis Miguel Muñoz Pareja define a Alcázar como" una ciudad viva". Y ¿cómo un alcazareño, paisano de don Quijote, no iba a tener sentimientos altruistas?. María Luisa Quintanilla González, hace hincapié en su "Encuentro" en la importancia de los humedales de Alcázar de San Juan, y nos transmite su preocupación por esa Tierra que ella conoce tan bien. Los alcazareños siempre tuvimos una relación íntima con la Tierra, a través de la agricultura, por lo que no nos es ajena la llamada de nuestra Geóloga. El afán de investigar los textos originales ha ocupado parte de nuestra vida en su pretensión de justificar el nacimiento de Cervantes. Y ese espíritu sigue vivo en paisanos nuestros como Ataúlfo Saiz Carrero, médico especialista en Urología, quien tras darnos consejos relativos a las medidas que se pueden tomar para tratar de reducir el riesgo de cáncer de próstata, y una vez en su posición de iubilare, dedica parte de su tiempo al estudio de textos antiguos de esta disciplina. Y así tantos entrevistados... y los que quedan por venir, que son bastantes los que han mostrado su interés por encontrase en la Castelar con nuestro amigo Antonio.

Y es que, en las entrevistas se evidencia  la finalidad que su autor pretende: mostrar a los vecinos de Alcázar que apoyándose en los valores propios de nuestro carácter, se puede realizar dignamente cualquier actividad profesional que se emprenda. Es un mensaje para todos, pero de una manera especial para la juventud. Es una comunicación contra la resignación que pudiera embargar a nuestros jóvenes.  Patricio Quintana Medrano, nos cuenta cómo rompió  con la tradición familiar de la churrería "La Patricia", para embarcarse en el mundo de los comerciales, confiando en las dotes que poseía. Y qué decir de esa confianza en uno mismo que ha llevado a tantos alcazareños a conseguir cuanto emprendieron. "Pensaba que tenía capacidad suficiente para estudiar esa licenciatura", no cuenta Antonio Peñuela Morales. Ve en Cervantes un analista de las causas económicas, nos habla de la crisis, del paro, de la reforma fiscal, incluso del Brexit y nos recuerda el talento y la creatividad de nuestros paisanos. Augura que Alcázar de San Juan, será una ciudad ejemplar para vivir en un futuro próximo.. 

Los entrevistados hemos conseguido el reconocimiento de la competitiva sociedad en la que vivimos, y todos deberíamos verlos como se ven las señalizaciones en el camino que nos indican la dirección, pero es uno quién ha de recorrerlo; de ahí el énfasis puesto por los protagonistas en el esfuerzo. Arispido, fundador de la Escuela Cirenaica, primer discípulo de Sócrates, fue defendido en un pleito por un abogado presuntuoso, que habiéndole ganado le dijo ¿de qué te ha servido Sócrates si he sido yo quien logró  tu absolución?. De que todo  lo que dijiste en mi defensa era verdad, respondió Arístipo. En esto radican los testimonios de los entrevistados.

Y no hay que olvidar la componente didáctica de las entrevistas. ¿Quién sabía que en la localización por GPS se aplicaba la teoría de la relatividad de Einstein; o ¿quién conocía la existencia del robot "Da Vinci" en Urología?; ¿quién había oído del Pleno de Representantes ferroviarios de Alcázar, en la clandestinidad?, y tantos otros hallazgos, que despiertan en el lector un interés por temas al margen de la cotidianeidad.

Para conseguir la finalidad perseguida mediante un inteligente cuestionario, que va de lo estrictamente profesional a las enseñanzas obtenidas en el ejercicio del trabajo, nos lleva a los "encontrados" y sentados en un frio banco a transmitir el saber adquirido fruto de la aplicación de esos valores  en su quehacer diario. No son respuestas demagógicas, que no aportarían nada. Son experiencias reales que marcan nuestro sentir por Alcázar de San Juan. De las respuestas íntimas se desprende que no sólo la educación en esos valores nos delata como alcazareños, sino el sabernos y sentirnos hijos de un pueblo cuyo origen pregonamos como don Quijote hiciera "y que declara muy bien a lo vivo nuestro linaje y patria, y la honramos con tomar el sobrenombre de ella". Y ello es beneficioso para el espíritu; por lo que es de agradecer al Semanal de la Mancha y a Antonio, el que periódicamente y con más asiduidad, si fuera posible, no dejen de invitarnos a reflexionar y mantener ese sentimiento de orgullo por recordar nuestros orígenes.

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