Crónicas desde el Corazón de Europa: El rompecabezas de nuestra evolución

Por Javier Mata ("El francés")

Bonjour à toutes et tous! Escribo este artículo tras el anuncio del Premio Princesa de Asturias a Svante Pääbo, médico bioquímico sueco y padre del genoma neandertal. Para los lectores menos habituados a la «jerga» científica, especialista en estudios genéticos (herencia) a través sobretodo del ADN.


    Sus méritos son muchos, entre ellos el de haber sido capaz de « descifrar » el ADN de una especie humana desaparecida hace 40.000 años a través de fósiles, lo que abre una « ventana » donde mirar nuestros orígenes, cada vez más claros. Los neandertales convivieron con nuestra propia especie. Mucho más parecidos a nosotros que lo que algunos los « pintaron » y sobretodo, confirmado por el científico sueco que se « cruzaron » con nuestros antepasados, es decir, que llevamos parte de su herencia en nuestros genes. En el futuro, el rompecabezas de nuestra propia evolución como especie se irá clarificando aun mas, lo que resulta fascinante. Como el propio científico indica, somos, y no podía ser de otra forma, lo que nuestra especie evolucionó en Africa hace unos 100.000 años, y lo que otras especies humanas con las que convivimos nos aportaron al « cruzarnos » con ellas. Sin duda la vieja pregunta de « … de donde venimos? » queda cada día más clara: de la evolución de un grupo de mamíferos, simios, que se separaron de nuestros parientes los primates «chimpancés, bonobos, orangutanes…» hace unos 2.000.000 de años. Y no hay más.


    Es evidente que somos el animal mas inteligente en estos momentos en nuestro planeta, aunque no el mejor adaptado a él. Es cierto que podemos vivir en cualquier parte del mundo, independientemente de las condiciones climáticas, y que nuestro cuerpo sin protección (pelos) es el fruto del clima africano cálido en el que evolucionamos como especie. Coincido con el Dr Pääbo, que sobretodo lo que nos ha hecho capaces de evolucionar, es nuestra extraordinaria curiosidad y capacidad de aprender, pero sobretodo de enseñar y transmitir lo que aprendemos. Los chimpancés y bonobos manejan una gran cantidad de instrumentos para muchas cosas, pero no tienen nuestra capacidad de transmitir esos conocimientos. Nuestra progresión como especie en los últimos 3.000 años ha sido portentosa, y especialmente en los últimos 100. Es muy difícil hacer una suposición de como será nuestra sociedad y por tanto como seremos en otros 100 años, así que no digamos dentro de 3.000. Como Yuval Noah expone en su libro «Homo Deus» es evidente que seguiremos evolucionando como especie, y que los avances tecnológicos y científicos tendrán mucho que decir en esa evolución. Al fin y al cabo, nuestra capacidad de transmitir conocimientos a nuestros descendientes es la clave de lo que somos. Y de nuevo tenemos la respuesta a otra de las preguntas clásicas «  … a donde vamos?» : a seguir evolucionando como especie en función de lo que vayamos aprendiendo y cómo nos adaptemos al entorno en la tierra o en otros sitios. El «homo sapiens» de hoy algún día será sustituido por otro «homo», como nosotros hicimos con neandertales, hedilbergensis, erectus, y otras especies de seres humanos anteriores a la nuestra. Ninguno de mis lectores lo verá, lo siento.


    Si estamos tan ligados a nuestra herencia, como el resto de los seres vivos que habitamos o han habitado la Tierra, es porque todos tenemos la misma base «ADN», y somos lo que nuestros antepasados nos dieron en genes, y en enseñanzas. Nuestro cerebro necesita explicaciones para todo lo que le rodea, y cuando no la conoce, la inventa. La superstición es fruto del desconocimiento. Cuando no conociendo la epilepsia, achacábamos la misma a la posesión de demonios, o las alucinaciones religiosas de la esquizofrenia. Es esa tendencia a buscar respuesta a todo lo que hace que aún hoy, a pesar de los enormes conocimientos científicos que disponemos, achaquemos cientos de cosas a la existencia de seres superiores a nosotros que organizan, velan o dirigen nuestras vidas. Seres invisibles, claro. O que expliquemos circunstancias explícitas, de otra manera mas fácil de entender, aunque sea falso y superstición. Si hacemos aun hoy la tercera pregunta «… que objetivo tiene nuestras vidas?» la respuesta estará ligada a lo sobrenatural para una gran parte de la gente. Lo mismo que nuestra respuesta acerca de donde venimos. Es mas fácil para el cerebro creer que hemos sido creados y somos diferentes del resto de animales. Pues siento decir que lo científicamente demostrado es lo que hay: somos como el resto de animales, y no tenemos objetivo alguno en la Tierra, nacimos como especie de la evolución y algún día moriremos como especie. La inmortalidad está incluida en nuestros genes, con los que seguimos vivos de alguna manera en nuestros descendientes. Y no hay mas.


    No me queda mas que agradecer a todos los científicos que ha ido aportando su conocimiento, para que cada día conozcamos mas de lo que somos, y de donde venimos, de como es nuestro entorno y como será. Y conforme pasen los siglos, cada vez deberemos mas como especie a estos congéneres y a nuestra capacidad de transmitir lo descubierto.

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