Desde este mes de julio, los vecinos de El Toboso son los únicos dueños de su agua. La alcaldesa, Pilar Arinero (PP), ha sabido entender lo que el primer concejal de la oposición, Alfonso Carvajal (PSOE), le demostraba: que la gestión pública es más rentable y de más calidad que la gestión público-privada. No han renovado el contrato con Aqualia para la gestión del agua y el Ayuntamiento se ha hecho con el control. Aqualia ya no seguirá ganando dinero por gestionar un servicio que se puede gestionar con personal municipal mejor que con ellos.
Los vecinos de El Toboso no verán inmediatamente los beneficios. Pero en poco tiempo sabrán que su Ayuntamiento dispone de más dinero para usarlo en el pueblo, verán que las infraestructuras no se abandonan, notarán que el control de la calidad es una prioridad. Y posiblemente, con el tiempo, pagarán algo menos, pues ya no habrá que rendir a Aqualia su beneficio mensual.
En Alcázar, por el contrario, el Gobierno sigue atrincherado en su silencio, en su manía persecutoria que le hace ver enemigos donde no los hay. Se han perdido todas las oportunidades que se tenían simplemente por la obsesión de la alcaldesa por aparecer ella sola como la protagonista. Se cometieron errores que llevaron a retrasos que produjeron fracasos. Aqualia sigue aquí, pese a las palabras de Rosa Melchor en 2014 (“Señores de Aqualia, no se acomoden en Alcázar”).
Con las miras más amplias se gobierna mejor. Aceptando la colaboración de todos, la opinión de todos, el trabajo de todos, estaríamos más cerca de conseguir nuestro objetivo o lo habríamos conseguido ya. Ahora dependemos exclusivamente de decisiones judiciales. Ha faltado la decisión que sí ha habido en El Toboso, ha sobrado afán de protagonismo. Aún estamos a tiempo de lograrlo si las circunstancias nos son favorables, pero hará falta abrirse a la participación y la colaboración.
Enhorabuena a los vecinos de El Toboso. Ahora el nombre de su pueblo se ha sumado a la lista de las ciudades que han vencido en la lucha contra la apropiación de lo de todos por parte de las multinacionales.
