Artículo de Isabel Ortuno Paniagua (Psicóloga General Sanitaria)

Mente sana, mente de tradiciones

Todos marcamos la feria como breve prolongación del verano y como el hito que nos va a devolver a la rutinaria rutina. Pensar en feria es encender sonrisa, despertar sentimientos dulces, expectantes y nostálgicos. ¿Quién no alberga recuerdo de feria como momento importante? Pensar en feria es traslado directo a la infancia. Nuestra etapa idealizada. Se incluyen olores, sabores, espacios, personas… pensar en feria es tener una imagen repleta de regalos para los sentidos.


    Nuestro cuerpo nos anuncia una ocasión llena de importancia y nos transmite significados que nosotros mismos transmitiremos con la misma esencia que nuestra mente los guarda en lugar seguro. Nuestro concepto de «feria» contiene nostalgia, pues faltan muchos de los que hacían posible este recuerdo, sensación de «suspiro» (hemos guardado esas imágenes como formas idílicas), necesidad de transmisión (queremos que los que nos siguen empiecen a crear un gran recuerdo sensorial sano), necesidad de respeto y protección (las ferias potencian el sentimiento comunitario indígena que llevamos dentro) y el inicio de libertad (entregarse a ella es emanciparse, liberarse, desprenderse de ataduras). Todo ello recorre cada trocito de piel y genera una exuberancia sensorial que ayuda a crear recuerdos perdurables, los graba en memoria como acontecimientos especiales dignos de estar cerca del corazón y ahí es donde aparecen los beneficios mentales. Por ello es importante valorar nuestros rituales festivos y experimentarlos de forma sana y estructurada. Sobre todo, y mucho más, si nos da un respiro de nuestras fatigas cotidianas.


    Hoy día 7 de septiembre huele a gachas y casi a final de fiestas, pero como cualquier rito necesita alimentarse de las tertulias que se crean alrededor de una mesa y en cuadrillas. Cada grupo social perfila sus señas de identidad, y una de las nuestras son estas demostraciones, que nos acercan, crean sentido de comunidad y allanan el camino a la conversación y a la conexión.  


    Por tanto, la feria y su ritual tanto civil como religioso mantiene y refuerza los vínculos familiares y hace revivir los recuerdos que tan bien llevamos guardados como forma de sentido de vida y sentido de sendero. Refirmamos la pertenencia al grupo y mantenemos costumbres que tan bien le sientan a nuestra psique. Todo esto así guardado será excusa para estar deseosos esperando las ferias siguientes. Feliz Inicio de Temporada y cuiden su salud mental para que estos recorridos que describimos no sean interceptados por malas pasadas de su «coco».

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