ENCUENTROS EN LA CASTELAR

Hoy, con Vicente Paniagua Logroño (Hijo Predilecto de Alcázar de San Juan y Baloncestista ejemplar)

Por Antonio Leal Giménez

Encontrarme hoy con Vicente, de carácter paciente, persona muy estable que le encanta la paz y la tranquilidad y muy aficionado a la música, que debutó en la Copa España en el año 1964 en el Real Madrid, con un 47 de calzado, que admira a las personas sencillas, bondadosas y con sentido del humor, ha sido todo un acontecimiento. Juntos, hace años, jugamos dos ascensos a primera división con la Balmes- todo un acontecimiento en Castilla La Mancha- entonces. Le gustan los lunes y su lugar preferido para veranear es nuestro querido pueblo. Las gachas de matanza y el vino blanco (manchego) con gaseosa le obligan a mantener su único vicio: subir andando al Cerro de San Antón. Jugó durante 11 temporadas en el Real Madrid (desde la 1966/67 hasta la 1976/77). Su intensidad defensiva y entrega al objetivo común del equipo fueron su santo y seña en el Club. Ha sido internacional con la selección absoluta, diez veces Campeón de Liga, tres veces Campeón de Europa, una vez Campeón del Mundo y siete veces Campeón de Copa. Nuestro «Encuentro» va a tratar exclusivamente sobre el baloncesto como juego que facilita el aprendizaje de aquellos niños y adultos que lo practican de forma regular, que además de alcanzar un hábito de vida saludable, se educan en valores. Su experiencia  contribuirá, sin duda, a conocer mejor esta faceta, hasta ahora poco conocida, en las decenas de entrevistas que le han realizado. Desde la Plaza iniciamos nuestra conversación en dirección al Pabellón Multiusos Vicente Paniagua.

PREGUNTA: ¿Cuáles son las reflexiones y los valores más importantes para un Hijo Predilecto de Alcázar de San Juan? ¿Qué hecho deportivo marcó tu vida? ¿Cuál ha sido tu mayor éxito a nivel personal?
RESPUESTA: Valores... creo que he tenido la suerte de aprenderlos, primero en el colegio, en la Balmes, en los trinitarios.. Y luego en el deporte, en el baloncesto, desde los 14 años que empecé a jugar porque entonces se empezaba más tarde...El Deporte te enseña a saber ganar y a saber perder, a competir con valores, no como ahora que tal vez por empezar demasiado pronto, vemos cómo los niños se enfadan demasiado cuando pierden, tal vez por ser demasiado pequeños para entenderlo. A un niño con siete años no le hables de valores,  sólo quiere ganar y ganar... y si no gana se enfadará muchísimo; aunque, es cierto que si no comienzan a esas edades tempranas llegarán tarde a la preparación técnica. En mi época empezabas a los 14 y 15 años, perdías técnica, teníamos muy buenos entrenadores, pero la técnica era corta, yo llegué a ser internacional y no sabía casi votar la pelota con la izquierda.
    El deporte te da valores, los aprendes y nunca los abandonas en la vida. Yo tuve la suerte de entrar en el Real Madrid, y ahí sí que hay valores, te pones una camiseta del Real Madrid y dejas de ser cualquier otra cosa, ya no eres el hijo de Paco... Eres parte del club; y no es que ellos te obliguen, pero transmites unos valores simplemente por llevar la camiseta.
    El hecho deportivo que me marcó fue en la tele de mi tío, un partido del Real Madrid de baloncesto. A a partir de ahí fui un visionario. Cuando vi aquello, en blanco y negro, yo quería jugar ahí.. Yo no tenía tele e iba al Altozano a ver los partidos.
    A nivel personal, mi logro mayor ha sido tener una familia, los hijos, los nietos, son lo más grande que te puede quedar con el tiempo.

P. Uno de los pabellones multiusos de Alcázar de San Juan lleva tu nombre. Miles de niños pasarán a practicar alguna actividad deportiva.  ¿Qué significado tiene para ti? Si tuvieras que colocar tres grandes pancartas alrededor de la pista central  ¿qué escribirías en ellas?
R. Lo del pabellón no lo veo como un éxito personal, me satisface profundamente y creo que es lo máximo que puede hacer un pueblo por ti; y más en el que estamos, donde parece que nos cuesta mucho reconocer a los nuestros. Es más fácil triunfar en Campo de Criptana que en Alcázar, tal vez porque somos más ciudad, la gente viene y va, entra y sale, les acogemos bien y ya está.. pero para valorar algo desde dentro, en Alcázar, deben pasar muchos años... Pongo el ejemplo del pabellón Antonio Diaz Miguel, sobre el que alguien cuestionó qué había hecho Diaz Miguel para que el pabellón lleve su nombre... Pues simplemente con nacer en Alcázar y que lo ponga en su carné, ya es suficiente, porque fue un hombre que dió la vuelta al mundo y fue reconocido a nivel internacional en multitud de ocasiones... En mi caso es distinto, yo me casé con una chica de Alcázar, me vine a vivir a Alcázar y quiero mucho a mi pueblo y lo valoro, tenemos un parque estupendo, piscinas, pabellones, etc. Hay que dar volteretas por ser de Alcázar, aunque hay gente del propio pueblo que no lo valora, precisamente por tenerlo tan cerca.
    En las pancartas pondría algo relativo a los valores del Deporte: «Ama al enemigo, respeta al adversario»... Algo relacionado con el respeto, con guardar las reglas... Lo que no puede ser es la violencia gratuita y los malos comportamientos que vemos actualmente incluso en la televisión, hasta en los partidos de niños, con padres en las gradas que no saben comportarse, discutiendo, dando mal ejemplo a sus hijos. La presión desproporcionada de los padres es un problema actualmente

P. ¿Crees que el baloncesto además de la estrategia y la técnica, se basa en la confianza, en la honestidad y sobre todo en el corazón? ¿Cuanto más culto eres, mejor jugador lo eres también?
R. No, no es cuestión de cultura. Actualmente ya no existe la diferencia que había hace 20 años entre el fútbol y el baloncesto. Antes al baloncesto sólo se jugaba en los colegios y universidades, era más elitista, porque al fútbol jugaba todo el mundo que tuviera un balón en la calle y el ciclismo unos pocos locos sólo. En aquella época, Corbalán era doctor en Medicina y es verdad que fue un gran base... Sí, puede ser que en baloncesto, en los clubs, se exija a los deportistas que saquen buenas notas, y en el fútbol no tanto; aunque en ambos deportes, los que llegan lejos, tienen tantos entrenamientos y tan poco tiempo para estudiar que hablar de cultura resulta complicado.

P. ¿Cómo se llega a ser un buen deportista, concretamente en el baloncesto? ¿Cuál es la mejor época del baloncesto, la de Sabonis o la de Pau Gasol?
R. A buen deportista se llega con constancia y entrenando mucho, pero para ser jugador de élite hay que estar un poco loco, la verdad y así se lo digo a los chicos... Todos quieren ser jugadores de élite, pero cuando les preguntas, por ejemplo, quién de ellos iría todas las tardes a entrenar y dejaría de jugar en la play, o ver la TV, quién dejaría la casa, la familia, quién sería capaz de dejarlo todo, todo, pocos son los que aceptarían. Creo que para un niño lo mejor es estar con su familia hasta los 16 años, no con 14 como se van ahora al Canoe o al Real Madrid. Tendrás un jugador estupendo pero no  un hijo; vendrá a verte dos veces al año y ya está...   Eso es lo que deberían tener en cuenta muchos padres que se empeñan en que sus hijos sean deportistas de élite. No se dan cuenta que estar en la élite significa dejar la vida propia de lado, olvidarte de todo, anteponer a todo el baloncesto, amarlo por encima de cualquier cosa, ser capaz de sacrificarlo todo... Y además, hace falta tener suerte, pues simplemente la opinión de un entrenador puede dejarte en el banquillo e impedirte triunfar.
    Yo seré siempre de Sabonis, pero entiendo que Gasol y su equipo, en la medalla de oro de los Ángeles, fue muy bueno...
 

P. ¿Se explica a los niños que cometer errores es lo normal, que así es como se aprende? ¿Que el camino hacia el éxito no se alcanza sin capacidad de sacrificio y esfuerzo?
R. Hay que saber cometer errores, superarlos y levantarte, salir de las épocas bajas. Ante la duda, yo siempre me subo al tren; o me tiro a la piscina, aunque pueda estar vacía... Creo que ante la duda, hay que arriesgarse. A lo mejor te estrellas, pero si no pruebas...
    Yo un día, el año antes de que me fichase el Real Madrid, decidí irme en un tren con un amigo a hacer una prueba sin decirle nada a mis padres. Llegamos a Madrid, pero nos dijeron que volviésemos a los dos días. Volvimos, me hicieron la prueba y salió bien. Me dijeron que me querían fichar, me preguntaron si tenía familia en Madrid y cuando les dije que no, me indicaron que me volviese para el pueblo. .. Al año siguiente volví a intentarlo y fue entonces cuando ya me ficharon, pagándome el colegio y algunas cosas más... Cómo se llega, equivocándote mucho, teniendo mucha voluntad de querer llegar, esforzándote mucho y teniendo claro que vas a llegar. El que se empeña en algo, defiende lo que quiere, se arriesga, lucha y se prepara, tiene muchas posibilidades.

P. ¿Cómo se logra el respeto de tus compañeros de equipo?
R. El respeto se consigue con la convivencia. En mi caso, estuve 13 años en el Real Madrid, 11 en el primer equipo, y lo que siempre recuerdo y pone por ahí en alguna biografía mía es que era muy buen compañero, animaba mucho el cotarro, era muy abierto, hablaba con todo el mundo, cuando viajábamos era un poco como un engranaje dentro del equipo que siempre viene bien. Antes de un partido es importante estar relajado y animar a los otros...Eso era lo mejor que yo tenía. Luego además en el juego hacía todo lo que podía... Así se consigue el respeto. En los entrenamientos yo daba todo lo que podía, defendía a Brabender, que era la figura, y el siempre dijo de mí que gracias a mi presión en los entrenamientos el había llegado a ser lo que era. Lo tenía firme y cuando llegaba un partido encontraba defensas más flojos que yo.

P. Michel Jordan decía «He fallado más de 9000 tiros, he perdido casi 300 partidos, en 26 ocasiones mis compañeros confiaron en mí para lanzar el tiro que ganaba el partido. He fracasado una y otra vez en mi vida y es por eso por lo que tengo éxito. ¿Los fracasos puntuales te labran el camino hacia el gran éxito?
R. Superar los miedos es necesario... Y más si se trata de meter la canasta del partido. He ganado dos ligas, una en un palmeo y otra en dos tiros libres. Y en esos momentos tienes una gran responsabilidad: Ganar o perder la liga. En una de esas ocasiones, yo había comprado una cocina muy cara y tenía que meter los tiros libres, si fallaba perdía medio millón de pelas... las piernas me temblaban, tiré y metí... y el palmeo igual... fue muy bueno, fui al rebote pero me vino, así la palmeé y la metí...

P. ¿Crees que la suerte influye en los éxitos deportivos?
R. Como decía antes, sí, creo que la suerte también tiene que ver. Como ya te he contado, cuando hice en primer año la prueba en el Madrid no me cogieron, pero no me desilusioné. Tuve la suerte de que, al año siguiente vino en la Feria un equipo, el Fátima, de segunda división de Madrid, al campo del Juventud, hicimos un partido y me salió un partidazo, tuve mucha suerte, metí 26 puntos. El entrenador iba a dejar el equipo ese año y al siguiente iba a entrenar al juvenil del Madrid. Se fijó en mi y así fue como pude jugar  contra el Estudiantes, otro buen partido; y también en otro de copa del rey, al  descanso, con un pantalón que me llegaba a la rodilla, con 18 años, hice una buena jugada, ganamos de cuatro... Al descanso, el entrenador me dijo tu vas a estar en el Real Madrid. Fueron tres ocasiones de buena suerte, podían haber salido de otra forma, pero salieron bien y el entrenador confió mucho en mi.

P. Para triunfar en el deporte hay que  persistir ¿Si uno trabaja duro, los resultados llegan tarde o temprano?
R. Yo me iba todos los domingos a los frailes a tirar y tirar a canasta, desde cinco posiciones, desde cerca hasta lejos, si fallaba volvía a empezar y así me tiraba todo el día, Corpus Christi, Feria, fuera lo que fuera. Perseverancia, mucha...

P. ¿Es bueno soñar que metes un triple en el último segundo que significa la victoria de tu equipo?
R. Claro que sí. Siempre piensas que vas a meter un triple en el último minuto. Si tienes la suerte de hacerlo, como me pasó a mí... Es magnífico.

P. ¿Qué opinas de esos jugadores a los que se les sube el éxito a la cabeza??
R.Un jugador con los pies en el suelo debe recordar siempre de dónde viene. Hay gente que reniega del pueblo, a mi me pasa todo lo contrario, incluso creo que todos los jugadores de mi época del Real Madrid han pasado por Alcázar. Los he bañado en una tinaja, les he invitado a Bizcochá... Por muy alto que subas no puedes perder nunca el norte. Que nadie olvide de dónde ha salido y que se llega lejos por el trabajo, aunque influya la suerte, pero sobre todo por el esfuerzo y el trabajo.

P. En resumen ¿Es el baloncesto una buena escuela de vida?
R. Sí, sin duda. El baloncesto, como decíamos al principio, te enseña valores como la honestidad, la tolerancia, saber ganar o perder... Y esos valores duran para toda la vida. Además, en el Real Madrid eso tiene un significado especial.

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