Artículo de opinión de la Psicóloga Isabel Ortuno Paniagua

"Desórdenes Navideños" por Isabel Ortuno Paniagua

Analizando datos y estadísticas volvemos a confirmar lo que ya todos sabemos: las fiestas navideñas traen consigo diferentes descoloques psicológicos. Cerca del 80% de los viandantes sufrirá melancolía, estrés, soledad, ansiedad o depresión en Navidad. No nos extraña.

La Navidad está cargada de expectativas muchas veces inalcanzables e irreales sobre lo que debemos hacer y cómo debemos sentirnos. Algunas personas no se sienten con ánimo de fiesta, por lo que se ven alentadas por unas exigencias que no son propias sino adquiridas por la sociedad. Aparecen sentimientos de frustración y sus correspondientes trastornos. Estos se basan principalmente en la erupción de un gran cúmulo de sentimientos conflictivos y cargas emocionales que se han ido soportando durante todo el año y que la Navidad se convierte en la gota que colma el vaso.

Este broche fin de ciclo nos traslada a un inevitable análisis evaluativo del tiempo trascurrido y, como consecuencia, a una cierta inestabilidad emocional en forma de ansiedad, frustración o tristeza motivadas por la insatisfacción personal ante los objetivos incumplidos. Aparece así la auto-exigencia por creer que no soy capaz de conseguir mis metas y puede somatizarse generando sensaciones de negatividad, mal humor, problemas alimenticios y trastornos del sueño. Cuando el índice de estrés empeora puede aparecer la tristeza repentina. Los estados depresivos se maximizan y dan paso a los miedos. Todo esto puede ir acompañado de ciertas fobias producidas por la aversión social que las masivas reuniones familiares y de amigos provocan.

Ahí quedan al descubierto nuestras debilidades, nuestros sueños y nuestras frustraciones, por eso muchas veces no queremos ir, por no dar explicaciones ni tener que ocultar nada. En definitiva, la NAVIDAD PUEDE SER UN GRAN “CUADRO NAVIDEÑO”. Sería bueno que todos tomásemos conciencia de estas letras y respetemos el entendimiento que cada persona quiera hacer de su Navidad. Que cada uno la viva a su manera, en función del momento que le toque vivir. Darle el sentido particular e íntimo que nunca debió perder. Esto permitiría no sentir demasiada decepción y presión ante el hecho de no cumplir con la expectativa social y todos podríamos pasar estas fechas con absoluta tranquilidad. Y que cada cual decida si quiere disfrutarlas o NO. En una sociedad donde todo se REINVINDICA, yo también abogo por mi terreno, el de la salud mental, y abogo por tantas cabezas que SUFREN, simplemente, porque es Navidad.

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