ENCUENTROS EN LA CASTELAR

Hoy, con Santiago Ramos Plaza (Un poeta que ama y hace amar a su pueblo)

Por Antonio Leal Giménez

Nacido y criado entre los árboles del Pretil, junto a la Iglesia de la Trinidad, Santiago es un alcazareño inquieto, de personalidad emprendedora, lleno de energía, fuerza y vitalidad. Una persona virtuosa, a la que siempre le ha gustado compartir con los demás los conocimientos y experiencias que ha ido adquiriendo a lo largo de la vida. Un hombre que intenta siempre ayudar a los demás, que transmite paz y sencillez, utilizando para ello un vocabulario lleno de matices y palabras afectivas e ingeniosas.  Un poeta del que, como dice Justo López Carreño, se sentirían orgulloso Juan Ramón Jiménez o Rubén Darío, por su fiel tributo a una manera de ser y sentir. Un alcazareño enamorado de su pueblo, de sus gentes y tradiciones; un poeta que, tal y como él mismo explica, «se acerca muchas veces al papel atraído por la necesidad oscura de decir algo, sin saber exactamente qué».  Un hombre de extraordinaria bondad y gran generosidad, cuyos versos se comprenden y penetran rápidamente en el alma sin necesidad de hacer maniobras intelectuales. «El poema no sólo hay que leerlo –afirma- hay que decirlo para disfrutar de su sonoridad y ritmo»

El siete de octubre del año 2002, festividad de Nuestra Señora del Rosario, se terminó de imprimir la primera edición del libro «Alcázar de mis Cenizas», cuya portada fue ilustrada por nuestro recordado pintor Isidro Parra Molina. Este cancionero recorre sus pasos por las calles de sus cenizas_ como él mismo nos relata_ y  responde a una promesa que Santiago se hizo siendo viajero de un tren de largo recorrido cuyo destino final lo paraban los Pirineos.


    En muchas ocasiones, no somos capaces de establecer la relación entre una obra literaria y su propio entorno, ya que pensamos que  las creaciones poéticas pertenecen a un mundo remoto en el tiempo y en el espacio. Por ello, nuestro «Encuentro» que durará dos días, lo haremos recorriendo pausadamente calles de Alcázar de San Juan, en una doble sesión de mañana y tarde.En ésta ocasión, Santiago, tratará de expresarnos la emoción que percibe en su recorrer por ellas, al ir recitando su sentir poético, usando las palabras y las rimas como él sabe hacerlo, con nuevas formas de expresión, aunando perfectamente la innovación y la tradición literaria.


    Siento un auténtico placer estar junto al poeta,ya que sus versos se comprenden y penetran rápidamente en el alma sin necesidad de hacer maniobras intelectuales. Me comenta que, el poema no solo hay que leerlo, sino que hay que decirlo y disfrutar de su sonoridad y de su ritmo. Con su extraordinaria bondad, me pide disculpas si algo sale mal, recordándome la siguiente anécdota: Neruda recitaba tan mal sus propios poemas que Lorca se los quitaba de las manos y le decía: «trae, trae, que ya recito yo». Siempre tan generoso, antes de comenzar nuestra conversación, y aún con un pie en el pescante del tercer vagón del tren que lo ha traído de la Madrid, me da este «regalillo»:
 

AMOR

La ciudad me ha maniatado/ con sus autos y sus casas./ Pido a los aires su ayuda/ Y sin socorrerme pasan.// Pido al sol unos soldados/ y se les rompen las lanzas.//Pido pedruscos al cielo/ y se transforman en agua.// Y pido que vengas tú/ y no puedes hacer nada/ Tú no sabes dónde estoy/ y nunca has visto mi cara.
    Confieso que este regalo me ha hecho romper el guión que tenía preparado e iniciaré otro camino ceñido a la horma del cantar popular de sus recuerdos relacionados con las calles de nuestro pueblo. Lo espero en la Estación para iniciar nuestra jornada.A poco te acercas a la calle, sientes que Alcázar de San Juan está en plena efervescencia poética.
 

PRIMERA PARTE DEL CALLEJERO (9:00h. En el andén primero)



ESTACIÓN (1964)

Mapa de ferrocarriles.// Ciudad a ciudad, la vía.// Puntos rojos, rayas negras./ recorren la geografía.// Alcázar limita al norte/ con más pueblos de Castilla.// Al sur con su capital,    /más cerca de Andalucía.// Extremadura al oeste/ da nombre a la lejanía.// Y al este el reino de Murcia/ con el mar donde termina.// Agarrado a una farola,/ sólo dejo que mi vista/ revolotee sobre el mapa/ manchado de carbonilla.// Porque abandonando Alcázar,/ las curvas de sus salidas,/ soy cisne que va a la muerte/ por un rio sin orillas.    


PASEO DE LA ESTACIÓN (1969)

En el silencio están los pájaros// Paseo de la Estación.// No me quieres, sí me quieres.//Margarita del amor.//Callan los pájaros, callan.//Plátanos frondosos son/ los árboles en hileras.//Entra en un tren a la estación.// Viajeros con su maleta/ corren mirando el reloj,/mientras en el suelo caen/ los pétalos de la flor.//No me quieres;sí,¡me quieres!//Y todo se hace canción.//Los pájaros en las ramas,/ el tren que está en la estación,/ los viajeros que han llegado,/ los pétalos de la flor,/ y nuestras bocas besándose/ con la noche de telón.


«LA CASTELAR» (1964)

En la calle Castelar/ mi corazón partirán.// Si de día si de noche/ no lo puedo precisar.// Si subiendo si bajando/ a mí lo mismo me da.// Mirando un escaparate,/ en un cine o en un bar,/ en un corrillo de gente,/ conversando o sin hablar.// La flecha que me lo parta/ tirante en el arco está.// Y la mirada que apunta/ sabe que no fallará.// En la calle Castelar/ mi corazón partirán.// En la calle Castelar/ como a todos los demás.    


LA PLAZA (1970)

Esta es la Plaza, la Plaza,/ a donde la Banda viene/ a tocar en el kiosco.// A su señora la Muerte.// La noche de encubridora.//Sueña el agua de la fuente.//El reloj en su vitrina/ enseña el tiempo que tiene.// Ella abarrota la Plaza.// ¡ Qué poder, el de la Muerte!//Y disfruta cada pieza.//Como si la Vida fuese.//No quiero olvidar los sábados.// En que la Banda subiese/ a los columpios del aire,/uno a uno, a los presentes.//Y sacando a cada músico/ del sueño eterno que duerme,/ forma la Banda en columnas/ y a la Plaza que se viene.// Esta es la Plaza, la Plaza,/ a donde la Banda vuelve/ a tocar en el kiosco/ para su dueña la Muerte.

EL PASAJE (1970)

Por verte en el Pasaje,/ he dejado en la Plaza/ un reguero de sangre.// Alfileres del pino,/ ramas de más árboles/ y rosas con espinas,/ arañaron mi carne.// Por verte en el Pasaje,/ la Plaza siente celos/ y trata de matarme./    /Teniendo tantos novios/ que en los bancos peinándose/ aguardaban su turno,/ de mí fue a enamorarse.// Por verme en el Pasaje,/ La Plaza únicamente/ quisiera desplazarse.// Aunque perdiera al irse/ la fuente, tantos bares,/ el mercado de abastos/ y el sillón del alcalde.    

CALLE DE LA PRINGUE (1974). A LUIS NOVOA VÁZQUEZ

En esta calle miro a tu ventana/ ymi llanto es corona de tu ausencia.// ¡Qué breve fue, qué corta tu existencia,/ pese a gozar de fortaleza humana!/Mi memoria se vuelve más lejana/ que tu muerte y también la de la ciencia,/mientras ando sin nadie,/ aunque es presencia/ en la naturaleza la mañana.//No parecen los años sucederse,/pues que tus ojos negros sigo viendo/ en tu cara blanquísima de niño.//Pero te llamo y no otra cosa ciño/ que la distancia que se va extendiendo/ entre nosotros dos sin detenerse.
 

CALLE DEL MEDIODÍA (1970)

La Virgen del balconcillo/a los entierros asiste.// Y el sol deja que la sombra/ en su toldo la cobije.// En el balconcillo flores/ no le faltan a la Virgen.// El duelo de cada entierro/ llorando se las elige.// Todos quieren que a su muerto/ Ella se lo resucite.// La Virgen del balconcillo/ nunca deja de estar triste.
            

PLACETA DE LA JUSTA (1931)

La placeta de la Justa/ nunca está sola.// Que a cualquier hora/ hay ojos puestos/ en la farola.//En su farola,/ alta de luz,/ larga de sombra.//Tantos la escoltan/ que el tiempo a tierra/ no la desploma.
 

PUERTA DE CERVERA (1960)    Por la Puerta de Cervera/ al cementerio se llega.// Cuando la cruzan los vivos/ deja su hoja entreabierta.// Cuando la pasan los muertos/ con llave y cerrojo cierra.// Por la Puerta de Cervera/ al cementerio se entra.
 

PLACETA DE STA. MARÍA (1985)

Soledad de la placeta,/ patio de Santa María.//Cuatro calles para huir/ y no doblas sus esquinas/ en el caballo que es viento, / en el vencejo que es brisa.//No la quiere la placeta,/ no quiere Santa María,/ no la quiere el Torreón/ que no te pierde de vista,/ ni tampoco yo, que estoy/ hecho de melancolía.//Sin ti, qué raras las noches/ de la placeta serían;/ sin ti, soledad del pueblo,/ que llegaste el mismo día / que puso sobre una piedra/ ambos pies Santa María.//Manos de cal no te agarran,/ni arbolillos te cautivan,/ ni la tierra te hace barro,/ ni las piedras arenilla.//Tú estás aquí por la gracia,/ como está Santa María,/ como los niños y viejos,/ que la tarde arremolina.//Y como yo, que de noche,/ venga a hacerte compañía,/ sin presencia y sin figura/ que los vecinos distingan,/ porque tu luz de faroles,/ lejos, lejos, me iluminan.



FIN DE LA PRIMERA SESIÓN
Nuestro poeta, eternamente joven, da paso con temple al hombre que se muestra él mismo deslumbrado (y convaleciente) por las evocaciones deAlcázar de San Juan, por los zarpazos del amor conocidos, y por el silencio de sus calles. Todo ha sucedido al ritmo de «Imagine» (John Lennon),  tal como la poesía lo requiere.
 

SEGUNDA PARTE DEL CALLEJERO (9:30h. En el Patio del Colegio de la Santísima Trinidad)
 

DOÑA ACACIA (Tomado de su obra «El Aire de Doña Acacia», 2001))

Doña Acacia, esta mujer/ que todos dicen que es árbol/ porque no ven más que un tronco/ con ramas, hojas y pájaros,/ desde niña en el recreo/ de los frailes se ha criado.// Sin madre que la cuidara/ alzándola entre los brazos/ de su cunita de tierra/ con los pañales de barro,/ que le enseñara las letras/ y los números cantando,/ y a amar por siempre al Señor/ que las vidas ha creado,/ ha engrandecido esta mundo,/ también lo ha fructificado.// Como la mujer perfecta/que el hombre solo ha encontrado,/ la miro yo en mi ventana/ de vecino enamorado/ sin atreverme a pedirle/ como a una novia la mano.// Aunque su airosa figura/ hacia mí haya inclinado,/ presiento que ella será/ para alguien mucho más guapo,/ más inteligente y rico,/ que llegará aprovechando/ que yo sólo sé soñar,/ que para nada más valgo.    

LA TRINIDAD I (1955)

La niebla en la Trinidad/ levanta su campamento.//Una lona gris enorme/ que romper no puede el viento.//El pretil lleno de árboles/ oculto se queda dentro,/ con la iglesia y la clausura,/ con la escuela y el recreo.//El humo de la estación/ - igual que los trenes, negro-/ viene a la primera misa/ pero no encuentra el convento.//Y le pregunta a la niebla:/ -¿De la Trinidad qué has hecho,/ que por más vueltas que doy/ ni la toco ni la veo?.//    La niebla, así le responde / sobre los trenes, sin miedo://- Le estoy lavando la cara, /que está sucia de tus besos.
                

CALLE TORRES (1991)

Junto al huerto de los frailes/ sin torres la calle Torres.//En su cielo hay golondrinas/ acosadas por los toques/ del campanario.// Y acacias/ de sombra que el aire mueve/ de lugar, barren el suelo.// Y grandes desconchones/ de cal tienen sus fachadas;/ son las equivocaciones/ que comete la veleta/ con el arco de la noche.// Pero mucha piedra falta/ para que se llame Torres.// Y, sin embargo, ¡qué anónima/ si le cambiaran el nombre!

PLACETA DE LA ADUANA (1952)

Tu nombre árabe, alba/ significa para mí.//Con el toque de diana,/ con la primera luz/ del día aún sin llamas,/ siempre te veré.//A esa hora, campanas/ oía al cruzarte, solo, casi dormido, en volandas,/ camino de los frailes/  con la misa empezada.

EL ARENAL (1954)

El sol en El Arenal/ juega al corro con los árboles,/mientras canciones de niñas/ se escuchan por todas partes.//Yo quiero jugar con él/ y se los digo a la tarde.//»Enrámate la cabeza/ y espera a que yo te llame».//Con hojas de la morera/ en seguida me hago un traje/ y parezco de una guerra/ vestido de camuflaje.//»Vete al árbol que partió/ un rayo sin avisarme,/ y si te mueves que sea/ por las caricias del aire.»/ El corro del sol se acerca,/y cogiéndome del talle/ mucha risa me provocan/ las cosquillas que me hace.//La tarde y el sol se enfadan,/ se enfadan los otros árboles./ y a la paireta, llorando,/ tengo que ir a sentarme.//Cansadoel sol de jugar,/ la tarde de ser la tarde,/ las estrellas de la noche.// El Arenal se reparten.                            

CALLE «EL SANTO» (1991)

Santo Santo, Sebastián,/ a los que al árbol te ataron/ y te cubrieron de flechas,/ no los hemos encontrado./ De nada anoche sirvió/ tanta hoguera por el barrio./ De nada este mediodía/ perseguirlos a caballo,/ tirando cientos de cohetes/ con intención de asustarlos.// De nada sacar la Banda/ con la música llamándolos.// De nada que el pueblo entero/ correteara buscándolos/ con puestos de avisadores/ en balcones y tejados.// Santa, Santo, Sebastián,/ esos malditos romanos/ habrán muerto de su muerte:/ a espada o envenenados.
 

CALLE DE LA FERIA (1968)

Todo se lo llevó el aire/ por el boquete de Santa Quiteria.// Las bombillas de colores,/ los puestos y las casetas,/ mi niñez y la de tantos/ que corríamos por ella/ en caballos de cartón/ con espadas de madera.// Un mal aire de otoño anticipado/ sin hojas que arrastrar en su carrera,/todo se lo llevó por el boquete/. Hasta la mismísima feria.
 

CALLEJÓN DEL CORREGIDOR (1750)

«Que salgáis de vuestras casas./ que vengáis al callejón,/ que al fantasma lo ha matado/ el Señor Corregidor.// Haciendo corro en las calles,/pero en las esquinas no,/ los vecinos se enseñaban/ el miedo del corazón.// Que si cinco varas de alto,/ que si viste un camisón/,que calavera con ojos/ y echando llamas los dos.// Hasta que la noche aquella,/ de pie el fantasma expiró/ al grito de «¡ Dios me valga!»,/ en medio del callejón.// «Que viva el pueblo tranquilo,/ que desesperado yo»,/ dicen que dijo llorando/ el que el tiro disparó.// Porque al quitar con sus manos/ al fantasma el mascarón,/ la cara le vio a su hijo/ el Señor Corregidor.
 

SAN FRANCISCO (1989)

Por la torre de la iglesia/ baja el canalón del llanto.// Que en el campanario estaba/ la campana sin badajo/ y sin vida el campanero.// El gallo de la veleta/ saltó desde algún alero/ y recorre el Altozano/ buscando un corral abierto.// En el aire suspendida,/ la muerte quitó de en medio/ lo que estorbaba su paso/ de oscuridad y silencio.// El tañer de la campana,/ la vida del campanero,/ de la veleta ese gallo/ que cacareaba el viento./ (En la sombra de la torre/ la noche tiembla de miedo.)
 

EL CRISTO DEL AMPARO(1920)

Amortajadas de blanco/vienen de Santa María.// Amortajadas de blanco/ y con velas encendidas.// Con el eco de los pasos/ la medianoche camina.// La medianoche que tiene/ un candil en cada esquina.// Debajo del voladillo/ el Cristo a todas las mira./ El Cristo que está pintado/ en madera bendecida.// Amortajadas de blanco/ vienen de Santa María.// Y vendrán en procesión/ catorce noches seguidas.// Hasta el Cristo del Amparo, / en el barrio de La Mina,/ vienen las amortajadas/ a rogar por su agonía.
    

Y el tiempo concedido para este «Encuentro» termina precisamente aquí, donde estuvo venerada la imagen del «Cristo del Amparo». Rogándole, mirando al cielo, por la agonía de todos, nos comprometemos a proseguir recorriendo al paso este callejero lírico alcazareño, sesenta calles y paisajes del contorno que nos faltan, el día que coincidamos en nuestra estación.
 

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