"Eppur si muove"

Por la Coordinadora Local de Izquierda Unida de Alcázar

Allá por el siglo XVI, Galileo Galilei formuló las primeras leyes del movimiento en el campo de la física, confirmó la teoría copernicana del heliocentrismo con sus observaciones telescópicas e introdujo la metodología experimental. Aquel sabio, considerado como el padre de la ciencia moderna, fue sometido por la Iglesia Católica a un famoso proceso inquisitorial por defender el heliocentrismo, proceso que acabaría elevando su figura a la condición de símbolo: en el craso error cometido por las autoridades eclesiásticas se ha querido ver la ruptura definitiva entre ciencia y religión y, pese al desenlace del proceso, el triunfo de la razón sobre el oscurantismo medieval. De forma análoga, la célebre frase que se le atribuye tras la forzosa retractación (Eppur si muove, 'Y sin embargo, la Tierra se mueve') se ha convertido en el emblema del poder incontenible de la verdad frente a cualquier forma de dogmatismo establecido.

Pues bien, en pleno año 2019, nuestra sociedad se encuentra sumida en una triste y melancólica resignación que le ha llevado a aceptar los nuevos dogmas impuestos por los poderes financieros y políticos: la competitividad y la productividad. Es la nueva religión que somete a proceso inquisitorial a todo aquél que no crea en la infalibilidad de los mercados, nuevos dioses a los que adorar.

En efecto, en la economía actual sólo priman la competitividad, el crecimiento sostenido y los mercados. Y no importa que se contamine el aire que respiramos o el agua que bebemos. No importa que se destruya la flora y la fauna del planeta azul que habitamos. Ante el aumento del producto interior bruto, carece de valor que la mayoría de las trabajadoras y de los trabajadores tengan un contrato precario, temporal, inestable, o que se haya incrementado notablemente la siniestralidad laboral. Es insignificante que nuestros mayores tengan una pensión que no llega al salario mínimo interprofesional o que la mujer trabajadora no cobre lo mismo que el hombre, haciendo la misma tarea.

Es cierto que, en la sociedad actual, quien tiene que comer todos los días no puede permitirse el lujo de perder su puesto de trabajo por un acto de rebeldía. De ahí una resignación que nace de la evidencia diaria de quienes se encuentran en desempleo, de ese paro que dicen que se reduce porque la estadística indica que cuando una persona trabaja dos horas a la semana, ya no está parado. Una disminución estadística, de los empleos a tiempo parcial, de las horas extraordinarias que se imponen, pero no se cobran, de la angustia que produce la duda de si mañana podremos trabajar: eso es resignación.

Y esa resignación lleva a la ciudadanía a no darse cuenta, porque no le gusta o porque no quiere verlo, o no la dejan verlo, que estamos yendo hacia atrás, que los derechos y libertades, que tanto esfuerzo y sacrificio de vidas humanas ha costado a lo largo del último siglo, se encuentran ahora en serio peligro por el auge del neoliberalismo y de la extrema derecha.

Dice el camarada Julio Anguita que en Izquierda Unida no queremos gente resignada, queremos gente rebelde. Venimos a perturbar, a agitar cerebros, a mover conciencias. Existimos en la medida en que movilicemos el pensamiento. Movilización que significa ese esfuerzo por pensar y por hacer pensar.

En decir, queremos demostrar que hay otro camino distinto a la resignación, el de la rebeldía: un grito de la inteligencia y de la voluntad que no asumen esta situación de podredumbre, y no participan de ella, y luchan contra ella. Rebeldía para decir que no aceptamos que la competitividad y el mercado sean los que rijan los destinos de las sociedades, que entendemos que hay una Declaración Universal de Derechos Humanos que tiene que cumplirse. Y que eso significa una sociedad de pleno empleo, donde el hombre y la mujer sean exactamente iguales, donde no haya marginados, donde se respete el medioambiente y no se maltrate a los animales … Una sociedad que costará mucho tiempo y mucho sacrificio alcanzar, pero por la que es hermoso luchar, incluso morir. Ya que tenemos que morir, hagámoslo luchando por un ideal noble, y no consumiéndonos como una vela.

Por todo ello y por respeto a las novecientas personas rebeldes y valientes que nos han votado en las pasadas elecciones municipales, la nueva Coordinadora Local de Izquierda Unida y la concejala de nuestro partido vamos a continuar en la lucha por conseguir en Alcázar una sociedad más justa e igualitaria, que tenga empleo digno y estable, en la que los servicios sean públicos y de gestión directa, donde se cuide y proteja el medio ambiente y a los animales … Sabemos que es una tarea ardua, la mayoría absoluta del gobierno del partido socialista nos lo va a poner muy difícil, y las primeras medidas adoptadas por la Sra. Melchor así lo indican. Sin embargo, no nos vamos a arredrar por ello, defenderemos las propuestas de nuestro programa electoral y seremos la voz de los/las militantes y simpatizantes de Izquierda Unida en el Ayuntamiento. No les vamos a defraudar, no somos gente que viva de la política ni pretendemos hacerlo, no tenemos más intereses y objetivos que los que marcan nuestros principios ideológicos y, por tanto, no necesitamos que nos suban el salario para luchar por esas ideas …   

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