Victoria y Dimitri, junto a sus cinco hijos: Igor, María, Alina, Ivan y la pequeña Katia, han podido salir de Ucrania y dejar atrás el horror de la guerra tras sufrirla en primera persona y sentirse impotentes ante la invasión rusa.
Ahora, tras un largo periplo por varias ciudades, pueden contar su historia en un piso de Alcázar de San Juan, donde viven desde hace aproximadamente un mes y medio gracias a la ayuda de un empresario alcazareño, Víctor García, que les ha dejado la vivienda a coste cero mientras la familia lo necesite.
La familia de Victoria y Dimitri, en declaraciones a elsemanaldelamancha.com, ha contado su historia, que comenzó cuando las bombas rusas impactaron sobre su ciudad y tuvieron que refugiarse en un sótano, húmedo y sin condiciones para vivir, durante unas dos semanas. “Cuando las bombas ya no caían y la situación se tranquilizó, se organizó un tren para evacuar a la población civil hacia Polonia, pero Dimitri se tuvo que quedar y sólo nos fuimos los niños y yo”, cuenta Victoria, que llegó a Polonia donde esperó la llegada de su marido, que finalmente pudo salir al ser padre de familia numerosa y reunirse con ellos en Polonia.
Una vez todos juntos, pudieron salir en un autobús en dirección hacia España, concretamente a Madrid, donde habían contactado con una familia alcazareña a la que ya conocían de Ucrania y que tras pasar una noche en un refugio madrileño les trajo hasta La Mancha, lugar donde han podido quedarse en un piso amueblado a la espera de que la situación cambie, ya que según han contado, “queremos volver, pero no sabemos cómo está la situación, lo que nos vamos a encontrar, cómo estará nuestra casa, que al ser baja, parece que no ha sufrido muchos destrozos, pero de momento no sabemos lo que vamos a hacer”.
Ante esta situación, la familia ha escolarizado a sus cinco hijos para que ante todo se integren en la sociedad alcazareña y aprendan el idioma. Así, Igor, de 16 años, María de 15 y Alina de 13, están en IES Juan Bosco, mientras que Ivan, de 4 de años está en el colegio Pablo Ruiz Picasso y la bebé Katia, de 9 meses, en El Torreón.
Esta escolarización permite al padre, Dimitri, soldador de profesión, haber encontrado trabajo en Comsermancha arreglando contenedores, mientras que Victoria, que se dedicada a la limpieza profesional de edificios y casas, busca también su hueco en la sociedad buscando empleo, que según explican “es lo que necesitamos para poder vivir”.
De momento, dejan muerte en Ucrania. Amigos, muchos de ellos voluntarios cuando les invadieron, han muerto en las carreteras intentando ayudar a otras personas. Dimitri tiene a sus padres en Ucrania en una zona ocupada por los rusos, lo que les impide salir.
Las imágenes sobre su país que ven en los informativos sólo les provoca lágrimas y tristeza, y mientras esperan una solución al conflicto, aseguran que en Alcázar han encontrado gente amable y la ayuda de vecinos.
