Teo Alises, un trans alcazareño, nos cuenta su historia:

“He pasado mi niñez y adolescencia intentando ser una mujer, sin saber qué me estaba pasando”

“Con 3 o 4 años ya eres consciente de que algo no cuadra, y más adelante, cuando vas tomando percepción de tu cuerpo y ves que algo no encaja, el problema viene cuando no tienes información y no sabes cómo calificarlo, cómo ponerle nombre y en esa época a mí me pasó”.

Esta es la historia de Teo Alises, un joven trans de Alcázar de San Juan que con 33 años ha pasado toda su infancia y adolescencia en un cuerpo que no le encajaba, con una ausencia total de información, sin referentes trans positivos, “he pasado mi adolescencia intentado ser una mujer, sin saber identificar lo que me estaba pasando, no sabía nombrarlo porque era algo abstracto, por eso es muy importante contar con la Ley Trans y con las Jornadas de mujer trans en el entorno rural que se celebrarán el sábado en Alcázar, necesitamos visibilidad”.

Y es que, según ha explicado Teo, la transición no es nada fácil, y menos en la época en la que él comenzó, en 2009, cuando ni los servicios sanitarios de Castilla-La Mancha tenían recursos para ayudar, “porque no había pautas ni protocolos, ni era fácil dar el paso”; y además, con muchos obstáculos administrativos y burocráticos que en gran parte siguen hoy presentes.

De hecho, Teo empezó su transición a partir de los 20 años, “cuando tu cuerpo ya se ha desarrollado como mujer en todos los aspectos”, dice. El proceso se inició en su cabeza tras mantener una conversación con una amiga “que aunque fuera una conversación encriptada, me aclaró lo que me pasaba… Aunque eso me dejó en tierra de nadie y fueron momentos muy negros en mi vida… Yo había llegado a una especie de equilibrio entre la mujer que debía ser y con la que me encontraba cómoda, estaba convencido de que estaba empezando a ser feliz y de pronto me encontré con muchas mentiras que me había contado a mí mismo y con una persona totalmente desconocida para mí frente al espejo”.

No obstante, Teo ha contado con buenas amistades que le han ido ayudando en la medida de sus posibilidades “y me han ayudado a descubrir quién soy”. 

Llegó un momento en el que conoció a otras personas como él a través de una asociación de Sevilla con la que contactó, “ya no estaba solo, pero yo tenía muchos miedos, y si no hay leyes que te acompañen ni profesionales que te digan cómo hacerlo, qué haces?, dónde acudes? he estado muy solo…”. Teo tuvo que  marcharse de Alcázar de San Juan y de la Comunidad Autónoma, donde según ha explicado, los servicios sanitarios no podían ayudarle.

A los 23 años, en 2012, conoció a una persona que le animó a irse a Madrid para empezar a hacer ese proceso sanitario, “pero al mismo tiempo conocí a otra persona de sur y decidí irme allí para empezar con el psicólogo, el endocrino, las hormonas (en 2014) y la cirugía, el problema es que todo es muy lento, primero el psicólogo es quien firma para dar vía libre al cambio de sexo, con el endocrino estuve dos años con el tratamiento de hormonas y pasado ese tiempo es cuando me puso en lista de espera para la cirugía, pero eso no avanzaba y en 2017 una amiga me propuso hacer unos proyectos con crowdfunding para poder financiar la operación por la sanidad privada y conseguir poder pagar la mitad”.

Uno de los problemas que ha tenido, tras empezar con las hormonas y tener que esperar la cirugía, fue encontrarse con un cuerpo que aún no era el suyo; y además, llegó la odisea del cambio de nombre en el registro civil, en el DNI, en los títulos de estudios... un camino largo y un proceso muy lento, “porque la dificultad está en conseguir todos los papeles que te piden”.

La historia de Teo es una de tantas que se producen a diario y que en las Jornadas Trans que se celebrarán el sábado en Alcázar de San Juan pondrán el foco en la mujer trans rural, “si para nosotros es complicado y un largo camino, para las mujeres trans es un doble reto, por ser trans y por ser mujer”.

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