Ivan y Vitaly: "Los ucranianos queremos seguir viviendo sin miedo y en libertad"

Ivan Popovich y Vitaly Synyshyn son dos ucranianos residentes en Alcázar de San Juan desde hace más de 15 años. Pendientes de las noticias y de cómo se suceden los acontecimientos desde que Rusia decidiese en la madrugada del pasado jueves invadir su país, se muestran muy preocupados, impotentes ante la injusticia de un conflicto que, a pesar de la distancia, está pillando muy de cerca a sus familiares, amigos y vecinos. Un conflicto que mantiene en vilo a la sociedad internacional y que ya ha comenzado a cobrarse víctimas civiles entre los  ucranianos, temerosos de retroceder y volver a la represión que su país ha padecido, bajo el sometimiento ruso, durante más de 70 años.

Así lo explican en declaraciones a elsemanaldelamancha.com. "No queremos estar con Rusia, queremos estar con la Unión Europea para ser más libres. En Ucrania, nuestros padres y abuelos, han vivido 70 años bajo la represión, sin derechos ni libertades... Y ahora tenemos miedo de volver a aquellos años... Lo que no quiere decir que estemos en contra de Rusia, ni a favor ni en contra... Yo mismo tengo una hermana que vive en Moscú; y he trabajado en distintos lugares de Rusia durante 13 años, en Siberia, en Moscovia... Los ucranianos no hemos atacado a Rusia en ningún momento, nunca hemos generado problemas; son ellos los que nos atacan siempre", afirma Ivan, para quien la situación actual "tiene difícil solución". "Los ucranianos no queremos vivir como los rusos, queremos seguir viviendo en libertad, poder expresarnos y criticar lo que queramos sin que nos metan en la cárcel por hablar, pero eso hoy parece complicado", señala.

Vitaly, por su parte, con 26 años de edad, se muestra también muy preocupado por su familia y conocidos; y aunque reside en Alcázar con su mujer, su hija (que es alcazareña de nacimiento), su madre y otros familiares cercanos, se siente intranquilo ante el futuro próximo de su hermano, que es conductor de autobús en la ciudad de Ivanofrankivs, donde también tiene a sus suegros, vecinos, tíos y primos. Cuenta que un primo de su mujer es soldado, y con tan solo 22 años de edad lleva varios días en el frente combatiendo en primera fila, sin que por el momento sepan con exactitud dónde se encuentra y qué ha sido de él. "Hemos hablado por teléfono. Mi hermano me dice que están tranquilos pero con mucha preocupación, porque los tanques están muy cerca de donde vive y trabaja con el autobús, dice que escucha el ruido de las bombas... Y que a los hombres no los dejan salir, sólo las mujeres, los niños y los ancianos han podido marcharse de las zonas que están siendo bombardeadas para buscar refugios y protegerse", explica. "Además, me cuentan que hay ciudadanos prorrusos que van por las calles dando vueltas con coches, vigilando como si fueran espías para hacer marcas en el suelo y señalar puntos donde después bombardean los rusos... Están señalando y bombardeando carreteras y aeropuertos para impedir las comunicaciones", relata.

Ivan, a sus 54 años, también tiene muchos conocidos y vecinos en su ciudad de origen, Steblivka, donde conserva una casa y una buhardilla cerradas que está dispuesto a compartir con sus compatriotas refugiados, mujeres, niños y personas mayores que huyen de las ciudades y zonas residenciales que están siendo bombardeadas. Su interés no es otro que ayudar, aunque sea desde la distancia, facilitando todo lo que esté en sus manos, en este caso sus propiedades, cuyas puertas está dispuesto a abrir, por supuesto sin recibir nada a cambio, para facilitar un techo donde resguardarse a tantas personas necesitadas. "He hablado por teléfono y le he dicho a mis vecinos que abran las puertas de mis casas para que puedan protegerse allí tres o cuatro familias... Tengo corazón, y todo lo que podamos hacer para ayudar lo haremos", añade.

Respecto a las sanciones económicas aprobadas por EEUU y la Unión Europea, ambos consideran que "son insuficientes" para frenar a Putin, a quien consideran "un gran metiroso". "Llevamos ocho años de mentiras. Son ellos quienen no respetan las negociaciones... Cuando se han sentado a negociar y han decidido algo, luego los rusos no lo cumplen. Dicen una cosa y hacen otra... El ministro del Interior ruso dijo hace unos días que no había planificado el ataque; y a los dos días, invaden Ucrania", apunta con desconfianza.

Otra preocupación es el posible llamamiento a filas e incorporación al ejército ucraniano de los varones con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años. De momento, según manifiestan, "no creemos que eso pase", aunque reconocen que no tienen mucha información sobre esta posibilidad y no creen que la llamada vaya a afectarles, pues llevan en España trabajando de forma totalmente legal durante más de 15 años (período en el que han podido traer a sus mujeres, hijos y familiares cercanos).

En cuanto a la comunidad ucraniana que reside en Alcázar de San Juan, Ivan y Vitaly calculan que en nuestra localidad residirán unos veinte ucranianos, trabajadores estables en su mayoría totalmente integrados en la sociedad alcazareña (de hecho, la hija de Vitaly nació en esta ciudad). Según explican, al igual que ellos dos, todos tienen familiares, conocidos y vecinos en Ucrania y están viviendo estos días con mucha angustia y preocupación, pendientes del teléfono y de los medios de comunicación. Ivan explica que su idea es organizarse y concentrarse en Madrid, por ejemplo, con otros grupos de ucranianos residentes en España, para entre todos enviar dinero, medicinas, alimentos, productos de primera necesidad o cualquier cosa que haga falta a su país.

Como punto y final, un mensaje de relativo optimismo. "Todo va a salir bien", dice Vitaly, "queremos tener confianza,  pensar y esperar que el conflicto se va a resolver sin más bombas, sin represiones, sin detenidos en la cárcel y por supuesto sin más muertos o heridos".

Más en Información General
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad
Advertisement