Limpiar sepulturas y llevar flores, una tradición que desafía el tiempo

Virginia y Clara Isabel son parte de esta tradición en Alcázar de San Juan

“Venimos todos los años sin falta a limpiar las sepulturas”, así han explicado Virginia y Clara Isabel a elsemanaldelamancha.com su tradición de acudir al cementerio municipal de Alcázar de San Juan para limpiar las lápidas de sus familiares en los días previos a la festividad de Todos los Santos, el 1 de noviembre, una tradición que sigue perdurando y desafiando el tiempo, ya que en pleno siglo XXI son muchas las personas que siguen manteniendo este proceso año tras año. Y es que, aunque cada vez haya más incineraciones, los columbarios también se adecentan y lucen durante estos días ramos de flores nuevos.

Con cubo y cepillo en mano, estas dos amigas acuden cada año a limpiar tres lápidas, dos de ellas las de sus respectivos padres y otra de familiares, que adecentan con diligencia y cuidado, tras coger agua en los grifos dispuestos por el cementerio para estas labores.

El proceso, según explican, es el mismo cada año y en las tres sepulturas, restriegan la superficie con un estropajo, aclaran, limpian y se ayudan de un cepillo para dejarlo en condiciones. Cambian las flores artificiales del pasado año limpiando las jardineras y cambiando la espuma que las sostiene y después cortan los rabos de las flores y las van colocando en las jardineras.

Todo este proceso, realizado varios días antes del día 1 de noviembre, culmina dos o tres días previos al de Todos los Santos con la colocación de flores naturales, “entre las artificiales y naturales habré gastado unos 90 euros”, asegura Virginia, que compra las flores en tres establecimientos de Alcázar y que prefiere ir antes y no el día 1 de noviembre “porque hay mucha gente y principalmente son alcazareño ausentes”.

No obstante, ésta no es la única vez que llevan flores a sus muertos, también lo hacen en sus cumpleaños o en el día del padre y de la madre.

“Para nosotras es una tradición y no queremos que se pierda”, aunque reconocen que sus hijos no suelen acompañarlas en estas tareas de limpieza, que ellas, como muchos otros vecinos, piensan seguir realizando año tras año.