EDITORIAL

Los medios del área Mancha Centro pedimos respeto y prudencia

los datos y los recursos son los que son, según nos transmiten las fuentes oficiales. Nosotros no inventamos ni mentimos.

A lo largo de los últimos días han sido muchos los mensajes y las informaciones que los profesionales de los medios de comunicación, en este caso en El Semanal de La Mancha, estamos recibiendo por parte de personas anónimas, personal sanitario y trabajadores de otros muchos colectivos que estos días trabajan a contrarreloj para hacer frente a esta pandemia a la que nadie – o sí- estábamos preparados.

El 1 de diciembre del pasado año 2019, en una ciudad china llamada Wuhan, saltaban las primeras noticias sobre una enfermedad por coronavirus también conocida como COVID-19. La noticia parecía muy lejana, pero meses después vemos cómo en España también hemos llegado a una situación crítica. El número de afectados crece cada día y aún nos queda lo peor hasta alcanzar el pico.

Cifras que hablan de personas y de familias, de casos concretos y de situaciones difíciles y dramáticas. Cifras que ponen sobre la mesa la mala gestión que toda la ciudadanía, cada uno desde su posición –autoridades políticas, responsables sanitarios y personas de a pie,  hemos hecho al respecto. Todos tenemos que tener conciencia de ello y hacer autocrítica, aprendiendo de ella.

Frente a esta falta de previsión se están acelerando los mecanismos de actuación, en muchos casos improvisados, y se está dotando de medios, en muchos casos escasos, a todos los profesionales de la sanidad y de otros sectores de actividad que estos días trabajan sin descanso para combatir esta pandemia llamada Coronovirus – agricultores y ganaderos, transportistas, comerciantes, farmacéuticos, reponedores de almacén, cajeros, personal de limpieza, trabajadoras de ayuda a domicilio… no quiero dejar a nadie.  

Todos los días, llegan a este medio, como a tantos otros, decenas de mensajes sobre la situación que atraviesan nuestros sanitarios. Mensajes críticos con respecto a las medidas que se adoptan desde las altas esferas, mensajes muy críticos sobre la forma en la que estamos actuando los profesionales de la información. Mensajes llenos de insultos y descalificaciones.

Los profesionales de la información no somos ajenos a la situación que atraviesan miles de familias de nuestro país, de nuestras ciudades y de nuestros pueblos, así como la situación, a veces de desamparo de los profesionales de la sanidad. Somos conocedores de la situación porque también nos hemos visto afectados, porque también tenemos familiares contagiados, porque también tenemos amigos que están en primera línea de batalla, bien con batas blancas y verdes o bien con uniformes pateando y limpiando cada rincón de nuestros pueblos.

Hay muchos profesionales de los medios que también estamos a pie de calle trabajando para que la ciudadanía conozca la situación, jugándonos también nuestra salud y la de nuestras familias.

Compartimos la preocupación y la indignación del personal médico, de las autoridades sanitarias, de los políticos y de todas las familias, porque no somos ajenos a nada de lo que está pasando y no lo somos porque lo estamos contando día tras día y con medios muy escasos. Compartimos con ellos sus demandas de más y mejores materiales y equipos para trabajar con todas la garantías. Sin embargo, los datos son los que son y los medios son los que hay y nosotros no estamos inventando nada, ni mintiendo, sino como nuestra ética y deber obligan contando lo que está pasando de acuerdo a fuentes oficiales. Los medios no podemos hacernos eco de la inmensa mayoría de mensajes escritos y audiovisuales que nos llegan a través del teléfono y de las redes sociales. Internet es una fuente inagotable de noticias – verdaderas y falsas. Noticias que en muchos casos generan una alarma social, en ocasiones, innecesaria.

Precisamente en una época en la que la Fake-News es la herramienta que tienen ciertos grupos de presión para hacerse más “fuertes” en la sociedad, es un error matar al mensajero simplemente por hacer su trabajo. Porque aquí nadie descansa: que no se olvide nadie que los medios seguimos trabajando. Y, a veces, callar ante lo que no está ocurriendo y las redes sociales sí están difundiendo también es informar.

De modo que ya está bien de atacar a la prensa, de insultarnos y de vapulearnos como si la situación no fuera con nosotros. Respeto y prudencia.

La lucha contra el COVID-19 es una lucha de todos y de todas. Es momento de mantener firmeza y unidad y después ya habrá tiempo para pedir responsabilidad y aprender de los errores cometidos.

Y sí, hace falta más inversión y más material para que sanitarios, personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de todas aquellas personas que están en primera línea de este campo de batalla trabajen en las mejores condiciones y con todas las garantías, ahora y siempre.

Gema González García y Rosalinda Tejera Lizano