Con la sala completa y el público expectante, los alcazareños Pablo Conde y Hugo de la Riva han presentado esta tarde en Cinemancha sus dos últimos cortometrajes: "La Epidemia" y "Sancho", dos trabajos bien distintos que cuentan dos historias muy diferentes: La primera, una comedia de 10 minutos cargada de significado, narra la historia de un periodista que pretende publicar una exclusiva comprometida para el gobierno y se encuentra con la sinrazón de su jefe, un empresario de la comunicación, interesado y con pocos escrúpulos, al que antes debe convencer; y la segunda, en un plano bien distinto, es una nueva aventura de Don Quijote y Sancho junto a los molinos de viento, un capítulo 8 reinventado donde los papeles se invierten y el que ha sido siempre segundón pasa a ser el protagonista.
Antes de la doble proyección, los dos jóvenes directores han hablado de sus trabajos a la prensa y han explicado cuáles han sido sus intenciones y mensajes al rodar, editar y producir dos cortos tan diferentes; así como sus sensaciones e impresiones, una vez estrenados y presentados al público, pues aunque hoy se han proyectado en Cinemancha, en Alcázar de San Juan, ambas obras llevan meses cosechando éxitos y premios en distintos festivales de cine nacionales e internacionales.
En el caso de La Epidemia, Pablo -como periodista que trabaja a diario en una cadena de televisión- trata de retratar con buen resultado, de forma amena y divertida, el complicado mundo de los medios de comunicación, donde por encima de la noticia existen a menudo intereses empresariales y políticos. Como telón de fondo, las dificultades económicas del país y el problema del sostenimiento del sistema actual de pensiones.
Y en el caso de Sancho, Hugo reinventa el capítulo de los gigantes para sacar a Sancho del anonimato y demostrar que todo es posible cuando uno cree en sí mismo. Como escenario, la majestuosa Sierra de los Molinos de Campo de Criptana y un gigante impresionante, ausente de maldad y repleto de valores. Un canto a la confianza que invierte papeles y rompe con las ideas preconcebidas.
Destacar las dos aportaciones de Raúl Galván, responsable de la música en ambos cortos (también con trabajos muy distintos que evidencian su gran profesionalidad y capacidad creativa) y Arnelio Romero, modista que ha colaborado para vestir a los personajes e introducir al público en ambas historias desde la primera mirada (especial atención ha despertado la indumentaria del gigante, un traje de molino perfectamente logrado).
Añadir que el evento ha convocado en Cinemancha a numerosas autoridades, amigos, familiares, colegas, vecinos y paisanos en general, quienes, preguntados por este medio de comunicación, han salido del cine satisfechos y con una impresión favorable, convencidos del talento y de la enorme proyección que estos dos jóvenes alcazareños tienen por delante. Enhorabuena.
