FORÁNEO DE ALCÁZAR

Universidad de Alcázar (Parte IV). Casa de Estudios-Universidad I

Por Chindasvinto

Fig. Clase de Teología de Pedro de Candía. Futuro papa Alejando VI, y franciscano erudito de gran formación. Miniatura siglo XIV.

Con la fundación por el Cardenal Cisneros de la Universidad Complutense (1499) (Parte II) se originó una entusiasta   oleada de creaciones de Colegios- Universidades (como Alcalá a partir del Colegio de San Ildefonso) y Conventos- Universidades patrocinados como vimos en parte I. Las Universidades conventuales, generalmente llevaban la imposición por parte de sus fundadores de estar abiertas a los naturales de las villas que las albergaban. Los fundadores pagaban servicios del convento y el sustento de los Lectores, cuya selección y distribución era el compromiso del convento.

En el caso de los franciscanos, las instancias supremas de la orden: Capítulo General de Asís de 1547 ordenaba abrir Estudios de Gramática, Filosofía y Teología en todas las Provincias de la Orden. Poco después el Capítulo de Roma (1571) imponía que fueran tres casas de estudio por provincia con sus Lectores (en centros de formación religiosa, persona que tenía el cometido de enseñar filosofía, teología o moral, a modo de los catedráticos universitarios) y en el Capítulo de Valladolid (1593) se elevaba a cuatro el número de casas de estudio por provincia y además debían ampliar las materias a humanidades, Lógica, Física y Metafísica, Teología Escolástica y Sagrada Escritura (F. Henares, 2001 Murcia,44-56).

Estas cátedras estaban destinadas en principio sólo a miembros en formación de la orden, pero se fueron abriendo a otros clérigos que no eran de la orden y a seglares, (Balbino Velasco, 1976. 512). Estas cátedras para seculares eran muy atractivas para los religiosos, tanto por los beneficios económicos que reportaban como por el vivero de vocaciones que representaban.

A. LA FUNDACION DE LA CASA DE ESTUDIOS.

Según Ortega en sus Crónicas “Desde las principios de su fundación (del convento), la provincia puso en él Estudios Mayores de Filosofía, y después se destinó para Teología escolástica, con tres Lectores y muchos oyentes, religiosos y seglares.”

Esto es una afirmación genérica, pero hay datos más particulares, aunque dispersos:

1. El concejo de Alcázar, en octubre de 1619 dota al convento de dos cátedras para “seculares”, una de Artes y otra de Gramática. El acto de fundación y dotación ha llegado a nosotros en (AHMASJ En: Libro de acuerdos capitulares del Ayuntamiento 1616-1623) .

Ya existían con anterioridad estos estudios en Alcázar según práctica habitual de la Provincia de Cartagena. El acuerdo de 1619, que no establecía periodo de duración entre el Guardián del convento y el Concejo, determinó que el convento pondría dos Lectores, uno de Gramática y otro de Artes y la villa costearía las cátedras con 25.000 maravedíes anuales, 250 ducados para ayuda en las dos aulas que debían hacer y 900 reales para trazar una calle de entrada al convento y aulas, y comprar una casa. Esta casa ha hecho pensar que las clases se impartieran en una o varias casas fuera del recinto.

Según la legislación de la Orden, a las aulas se accedía sin pasar por la parte habitada de la comunidad, considerada clausura. Esto explica la exigencia del trazado de la calle y entrada a las aulas. Además, esta casa-colegio del acta, con mucha probabilidad estaba destinada a los alumnos venidos “de otras partes”, de pueblos del entorno. Esto ya lo hacían en esas fechas muchos Concejos, para sus hijos en las ciudades universitarias, como Alcántara, que sostenía un colegio en Salamanca.

Fig.2. Advocaciones de las diversas provincias franciscanas. No se nombran por su correspondencia geográfica, sino por su advocación santoral.

2. En 1666 el ya mencionado matrimonio Reza Orozco y Muñoz Villaseñor fundan en el convento el Colegio de la Inmaculada Concepción y San Buenaventura, para doce clérigos estudiantes de Filosofía y Teología de la Provincia. El colegio debería estar abierto a los seculares y en las oposiciones a cátedra o Lector se concedería preferencia a los franciscanos naturales de Alcázar. Para mantenimiento del colegio, los fundadores asignaron anualmente y a perpetuidad, 150 fanegas de trigo, 350 cántaras de vino y 4.000 reales de vellón y eran los fundadores los encargados de hacer las oficinas y construcciones necesarias. El convento, debía poner cuatro Lectores, uno para cada uno de las siguientes cátedras: Teología, Filosofía, Teología Moral y Gramática, un Rector, un lego y un sirviente obligándose a decir 16 misas semanales y cuatro más en diversas festividades. A diferencia del acuerdo con el Concejo de 1616, este nuevo acuerdo suponía rentas fijas para el convento por tiempo ilimitado.

                  Todo este conjunto de cátedras, aulas, casa y la biblioteca constituyen lo que se dio en llamar la “Universidad de Alcázar”, el más importante centro de cultura de La Mancha y de la Provincia franciscana de Cartagena que se extendió hasta el siglo XIX según testimonio de un ilustre de Alcázar Juan Antonio Calderón que en 1814 fue en ella estudiante de Teología primero y Lector de Artes después.

B. CATEDRAS Y ENSEÑANZAS IMPARTIDAS.

Gramática y Artes en 1616 y 50 años después, en 1666 en el “Colegio de la Concepción y San Buenaventura” con Teología, Filosofía, Teología Moral y Gramática fueron las cátedras que existieron a lo largo de toda la historia de la Universidad de Alcázar. Bien es verdad que hubo otras enseñanzas y materias, pero las referidas fueron las más persistentes (a veces de forma discontinua como la Gramática o las Artes cuya actividad o no dependía de la demanda de los estudiantes y del Concejo)

1. Cátedra de Gramática.

Las enseñanzas de Gramática venían a coincidir con lo que posteriormente se llamaron Humanidades: estudios superiores de tres o más años que aportaban formación humanística y el inicio del estudio del Latín y la cultura Clásica, necesario todo para el posterior estudio de las Artes, los Santos Padres y la Teología escolástica. Pero prácticamente no se mencionan las cátedras de Gramática dotadas por el concejo y por la familia Reza-Muñoz. Las causas pueden ser varias. En primer lugar, la Gramática era de poco agrado para los franciscanos, por ello los Capítulos Generales de Asís y Roma determinaban la imposición de penas severas a aquellos que siendo aptos para su enseñanza se negaran a hacerlo. En segundo lugar, la razón esgrimida por el Concejo de Alcázar para sufragar la cátedra de Gramática (“al no haber de presente maestro de Gramática”). Opositaron dos personas, D. Antonio Orea, de Toledo y Alonso Romero de Alcázar. El cese de actividad de la enseñanza de Gramática dotada por el Concejo se debió a su cobertura por la impartida por el Colegio de la Inmaculada y San Buenaventura y su cátedra de Gramática para los naturales de Alcázar (se contaba con dos preceptores de Gramática: Miguel del Pozo con renta anual de 1.300 reales a expensas de lo que contribuían los estudiantes, y Alfonso Palomino que no ejercía.). Las cátedras de Gramática fundadas en San Francisco fueron muy efímeras y en otras provincias, como en Andalucía, no consta ninguna cátedra de Gramática aunque la Orden obligara a tenerlas

En las designaciones del Capítulo con pocos o ningún preceptor de Gramática. La razón más probable es la consideración de rango menor de estudios. La designación entonces podía corresponder al Guardian del convento o al Provincial. El Ayuntamiento estaba empeñado en que se enseñara Gramática para sus gentes y a instancias del Municipio en 1814 se estableció una cátedra en el convento donde se corrobora: “el Ayuntamiento ha facilitado la venida de un Religioso Regular observancia de San Francisco, Maestro de Gramática que está enseñando a los niños que son diez. No ha habido maestro de Latinidad en esta Villa por lo que el ayuntamiento la confía a un religioso que mereciese la confianza del Provincial y concederle unos mil quinientos reales para poder atender sus necesidades religiosas, a voluntad de su Prelado” (AHMASJ, sig. 5/1-25. Autos de Gobierno 1820-1823).

Curiosamente, el trinitario secularizado José Cepeda obtuvo licencia del Concejo de Alcázar para establecer una cátedra de latinidad “destinada a los jóvenes del vecindario” y parecer ser que algunos Trinitarios, en esas fechas estuvieron al frente de una cátedra de Gramática y otra de Artes, si bien no se mencionan en el informe sobre la educación en Alcázar en 1820 (AHPR. Fondos del Infante D. Gabriel, Secr. Leg. 30 1816-1820).

2. Cátedra de Artes.

Fig. Púlpito original del aula de Astronomía de Galileo compartida con la Enseñanza de Aritmética y Geometría (Artes). Universidad de Padua. 1592

En la Universidad de Alcázar ya se enseñaban Artes y Gramática antes de la fundación-dotación municipal de 1616. Esta fundación representó la institucionalización de algo que ya se venía haciendo (Crónicas de Ortega) y que sabemos que desde su inicio más arcaico se destinó a Filosofía. Además hay constancias de que la cátedra de Artes impartió clases a seculares en 1612 a 1614 por uno de los más prestigiosos Lectores de la provincia formado en Alcalá: Ray Francisco Reluz.

Según el testimonio del novicio Ortega, durante mucho tiempo se enseñó en San Francisco Artes, en su modalidad de Filosofía, y después se destinó a Teología escolástica (y fue referente nacional en esta materia) que suplantó a las Artes. De la crónica de Ortega y de los pocos datos encontrados sobre esta cátedra, dotada por el municipio, posiblemente se enseñara de forma intermitente y solo cuando se garantizaba un mínimo de alumnos o lo solicitaban las autoridades municipales, cosa que ocurría en otras cátedras conventuales. Posterior a Ortega, la tendencia continuó.

Desde 1748 a 1833 el convento de Alcázar estaba destinado, igual que las restantes casas de estudio de la Provincia a la enseñanza de la Teología y sólo puntualmente se impartían clases de Artes y Moral. En esos años al frente de la cátedra de Artes estuvieron hasta catorce lectores, empezando por Fr, Ildefonso Cavañero siendo el último Fr Juan Antonio Calderón. Todos venían asignados en las correspondientes Tablas capitulares como Lectores de Artes.

En 1818 sí que hay constancia de asignación de la cátedra de Artes a Fr. Juan Antonio Calderón que poco antes había finalizado los estudios de Teología previos a la ordenación sacerdotal. Pero con todos los datos de que nos faltan y el hueco de conocimientos sí que podemos atisbar que la provincia sólo asignaba Lector de Artes para San Francisco cuando lo solicitaba el Concejo de alcázar y/o estaba garantizado un número de alumnos suficiente.

Por lo que respecta a las enseñanzas impartidas en la cátedra de Artes, se determinaba que los candidatos debían superar un examen de Gramática antes de pasar al estudio de la Filosofía y el resto de materias coincidían con el resto de Universidades: Lógica, Metafísica, Ética, Filosofía Moral, Historia de la Filosofía, Algebra, Geometría, y Física, que se impartían a lo largo de dos años.

Además de Filosofía de Aristóteles, también se leía al franciscano “Escoto, (el iniciador del movimiento concepcionista) y los nominalistas” según habían ordenado las altas jerarquías y el Ministro General de la Orden en 1560 en Medina del Campo.

3. Cátedra de Teología.

En Alcázar se leyó mucha Filosofía, el paso previo al estudio de la Teología y por ende Teología escolástica que ya definimos en la parte I (un movimiento filosófico y teológico que intentó utilizar la razón, en particular la Filosofía de Aristóteles, para comprender el contenido sobrenatural de la revelación cristiana).

No podemos precisar cuan do se destinó Alcázar para la enseñanza de la Teología escolástica, que fue su plato fuerte, su asignatura estrella y muy valorada por el resto de Universidades y referente en esta materia. Pero de la Crónica de Ortega (1740-1753) podemos inferir que esto fue así desde hacía años y continuó bastantes años después a la publicación de la crónica. Según emana de las Tablas capitulares desde 1749 hasta casi cien años después, en 1833, solo dejaron de nombrarse Lectores de Teología escolástica en 16 cursos. Por tanto, hubo mucha continuidad en la enseñanza de esta materia y cuando no se nombraban lectores de escolástica (esos 16 años) sí que se nombraban lectores de Teología Moral.

A San Francisco se le asignaban generalmente tres Lectores, lo que habla de la importancia de este “Estudio Teológico” que al tener tres cátedras, según las normas de la Orden: (Dogmática, Sagrada Escritura y Derecho) era considerado de primera clase. De cualquier forma, el número de lectores asignados, ya vimos que dependía de la demanda municipal, monástica y de la disponibilidad de alumnado suficiente.

Por lo que respecta a las áreas de estudio de la Teología en San Francisco y según órdenes del Ministro Provincial de Andalucía en 1775 y que fue la práctica habitual en las Provincias franciscanas de España: Un lector se encargaba de Dogmas, Concilios, Historia eclesiástica, Determinaciones de la Iglesia, Lugares místicos y otros temas menores relacionados. Otro lector se encargará de los Cánones y Leyes eclesiásticas, Bulas apostólicas, Rescriptos. Otro se emplearía en la Sagrada Escritura, Exposiciones de los padres de la iglesia y materias relacionadas. En el XIX ya se incluyó la Oratoria sagrada, obligatoria para los Predicadores. Los estudios se complementaban con dos horas de estudio del latín al día. Los teólogos gozaron de una gran prestigio social en los siglos XVI y XVII.

Fig. Imagen miniada de una clase de Universidad del siglo XV en Bolonia obra de Laurentius de Voltolina.

En el XVIII la Filosofía y la Teología ya no son sólo ciencias escolásticas, sino que además interesan al mundo del pensamiento en general e incluso a la política. Los Franciscanos pedían que en la Filosofía se abandonaran disputas sobre cuestiones poco útiles que no son de utilidad para la Teología y que el tratamiento de los temas teológicos estuviera regulado por el Dogma, Sagrada Escritura, Tradición y Santos Padres y que el estudio se alternara con los nuevas corrientes europeas con las “Conclusiones críticas y “Controversias históricas”. Carlos III también se dedicó a reformador de planes de estudios aumentado a cuatro años los estudios Teológicos y tres más si se aspiraba a grados superiores o cátedras, en los que estudiar Sagradas Escrituras, Concilios Generales, Historia de la iglesia y los nuevos aspectos de la Filosofía y la Moral.

Pero en la provincia Cartaginense, poco cambiaron las cosas, se creaban casas de estudio de Moral para aquellos que no fueron aptos para el estudio de la Filosofía., en las que debían permanecer hasta alcanzar la ciencia necesaria para recibir las sagradas órdenes.

Los estudios de Moral escolástica, una vez finalizados, los clérigos los cuales alcanzaban la institución de Predicador y Confesor una vez superando examen que quedaba reservado a los Lectores de Teología de una de las tres casas de estudios principales (Murcia, Cuenca y Alcázar). El convento de San Francisco se destinó a estos estudios de Moral durante  tres promociones, desde1779 hasta 1831.