De Alcázar de San Juan, alcazareño/a

La pintura es un acrílico sobre cartulina de 300 grs. 50x30 cms. Autoría: Antonio Tomás Romero (2018)
 No "alcaceño", "alcense¨, ni “alcacereño”

Los gentilicios y los motes, son elementos que forman parte de la identidad cultural de las personas, y que han sido utilizados a lo largo de la historia, para distinguir a los individuos en función de su origen geográfico, o de características específicas. Ambos conceptos reflejan la diversidad y la riqueza cultural de la humanidad, y son una muestra de la creatividad y la imaginación de las personas, para identificar y relacionarse entre sí.

El término "gentilicio" se refiere a la palabra que reconoce la procedencia geográfica de una persona o grupo de ellas. Se deriva del latín "gens", que significa "raza" o "pueblo", y se utiliza para describir la relación de pertenencia de un individuo a un lugar específico. Tienen una larga historia, en las distintas sociedades, ya que, desde tiempos antiguos, las culturas han utilizado términos para identificar el origen de las personas.

La palabra "mote" proviene del latín "motus", que significa "movimiento". Los motes también tienen orígenes remotos, y desde tiempos antiguos, las personas, han empleado apodos para identificarse entre sí. Durante la Edad Media, se utilizaba de manera familiar o informal, para referirse a un sobrenombre que se le daba a una persona para distinguirla de los demás. Este término se popularizó en España, y en algunos países de habla hispana, como una forma de llamar. Suelen tener connotaciones positivas o negativas, y suelen basarse en características físicas, rasgos de personalidad, o incluso en eventos específicos de la vida de la persona a la que se refiera.

libro de motes

La historia del gentilicio de los habitantes de Alcázar de San Juan, es un reflejo de la evolución histórica y cultural de la ciudad. Desde sus raíces en la época musulmana, hasta su importancia en la Edad Media, y su modernización en los siglos XX y XXI, el término "alcazareño/a" ha evolucionado, pero siempre ha mantenido un vínculo profundo con la identidad y el espíritu de sus habitantes. Este gentilicio continúa siendo un símbolo de orgullo y pertenencia, para todos aquellos que llaman a Alcázar de San Juan su lugar de nacimiento.

Dado que "Alcázar de San Juan" es un nombre relativamente largo, algunas personas optaron por darle una forma más corta o simplificada, al referirse a sus habitantes. Resultado de ello, surgieron variantes como "alcense", "alcaceño" y “alcacereño”.

En opinión de nuestro artista pintor, autor de la ilustración que figura al principio, Antonio Tomás Romero, nacido en la calle Ancha, “ninguno de los tres me resulta preciso”. Lo justifica manifestando que, “alcaceño”, es una deformación reducida del gentilicio original, y que proviene de pueblos vecinos que tenían dificultad para pronunciarlo completo”. Por lo que se refiere a “alcense”, está fundamentado en la hipótesis de que, la antigua ciudad pre-romana “Alces”, se refería a Alcázar de San Juan. Respecto a “alcacereño”, está en desuso”.

De igual manera, en nuestra relajada conversación, hablamos de otros gentilicios en desuso. Es el caso de "consaburenses", cuando Alcázar, entre los siglos XIII y XVI, se denominaba "Alcázar de Consuegra". Tampoco se llegó a usar el de "sanjuanistas", aunque los alcazareños vivieron durante siglos bajo las directrices de la Orden de San Juan, por lo que podría haber motivos suficientes para utilizar ese gentilicio. De igual manera podríamos habernos llamado "cervantinos", ya que durante los años 1936 a 1939, llevó el nombre de "Alcázar de Cervantes". De modo que, hasta que no se confirme lo de la antigua Alces, o se obtengan nuevas evidencias, parece claro que, somos alcazareños y alcazareñas.

El origen del gentilicio "alcazareño/a" está estrechamente relacionado con el propio nombre de la ciudad. "Alcázar" proviene del término árabe "al-qasr", que significa castillo o fortaleza. Durante la época musulmana, la ciudad era conocida por su castillo, que servía como un importante punto de defensa y control en la región.

Durante la Edad Media, Alcázar de San Juan fue un punto estratégico en la península ibérica. Con la reconquista cristiana, la ciudad pasó a formar parte del territorio de la Orden de San Juan, una de las órdenes militares más importantes de la época. De aquí proviene la segunda parte del nombre de la ciudad, "San Juan". En este contexto, el gentilicio "alcazareño" comenzó a utilizarse para designar a sus habitantes, diferenciándolos de los de otras localidades, controladas por diferentes órdenes militares o señores feudales. El término resaltaba tanto la importancia del castillo como la afiliación a la Orden de San Juan.

En los siglos posteriores (XVII al XIX), la ciudad experimentó varios cambios administrativos y políticos, pero el gentilicio "alcazareño" se mantuvo constante. A medida que la ciudad crecía y se desarrollaba, el término no solo identificaba a los habitantes, sino que también comenzó a adquirir connotaciones culturales y sociales, representando el carácter industrioso y resiliente de la población.

En el siglo XX y XXI, con el desarrollo de las infraestructuras y la modernización de la región, Alcázar de San Juan se consolidó como un importante núcleo ferroviario y agrícola. El gentilicio "alcazareño" siguió evolucionando, ahora también asociado con la modernidad y el progreso. Sus habitantes se identifican fuertemente con su ciudad y su historia, y el gentilicio es una parte integral de esa identidad.

Aunque "alcazareño" es el término más común, también también se utiliza ser "alcazareña" para referirse a las mujeres de la localidad. Este uso se ha normalizado y es totalmente aceptado. Ser "alcazareño/a" es más que una simple denominación geográfica; es un símbolo de identidad y pertenencia. Representa la rica historia de Alcázar de San Juan, desde su origen como una fortaleza árabe, hasta su papel actual como un centro urbano dinámico. Los/las alcazareños/as nos enorgullecemos de nuestra herencia y de su contribución al desarrollo de la región de Castilla-La Mancha.

En muchas localidades, los apodos/motes colectivos para sus habitantes, a menudo, tienen raíces históricas, culturales o anecdóticas y nunca son caprichosos. Cervantes ya se refería al “Caballero de la triste figura”, “El caballero de los leones”, y Alonso Quijano “el bueno”, para nombrar a Don Quijote. En la obra Hombres, Lugares y Cosas de la Mancha, de D. Rafael Mazuecos, conocido por el “Rufao” definía el mote como una seña de identidad. “Los Caracos”, “los Moralos”, “la Baltasara”, “el tío Laureano”, “los Repretaos”,” Caguín”, “Tin-tín”, “Santicos”, y tantos otros que llamaban la atención del público al mentarlos. Por lo que se refiere al término "moñigones" que se utiliza para referirse a los habitantes de Alcázar de San Juan, éste tiene su origen en un apodo popular.

Doctor Mazuecos

En el caso nuestro, hay varias teorías sobre el origen del apodo: a) Una de las más aceptadas sugiere que el término "moñigón" está relacionado con las actividades agrícolas de la zona. Dado que Alcázar de San Juan ha sido históricamente una región agrícola, es posible que el término se haya originado como una referencia a la fertilización de los campos con estiércol; b) Otra teoría señala que, durante las fiestas locales, era costumbre lanzar estiércol como parte de las celebraciones. Esta práctica podría haber llevado a que los habitantes fueran apodados "moñigones" por sus vecinos; c) Quizá su origen estuvo basado en el hecho de que las mujeres alcazareñas tenían la costumbre de llevar un gran moño recogido en trenza en forma de torta; d) Como muchos apodos,"moñigones" podría haber sido inicialmente un término despectivo o burlón utilizado por habitantes de localidades vecinas y, con el tiempo, los propios alcazareños/as lo adoptaron de manera orgullosa, resignificándolo como un símbolo de su identidad.

Hoy me he ido a dormir sin querer borrarme de la frente “soy alcazareño”