El arquitecto alcazareño Jesús Perucho Lizcano falleció el pasado sábado de forma inesperada en Palma de Mallorca, tras sufrir un ictus. Su
cuerpo sin vida será incinerado este lunes en la misma ciudad balear, donde pasaba unos días junto a su viuda Teresa.
Padre de cuatro hijos y miembro de una familia muy querida en Alcázar de San Juan, Jesús Perucho nació hace 75 años en el número 12 de la calle Unión. Colaborador de este medio de comunicación y ponente en nuestro Primer Encuentro en la Castelar, aunque poco amigo de contar detalles personales, nos relató una infancia muy feliz en su casa familiar de la calle Lepanto. También sus primeros recuerdos como párvulo de la SAFA o sus clases con don José Candel y doña Paquita como alumno de Primaria y luego de Bachillerato en la Academia Cervantes. Más tarde se marcharía a Madrid para estudiar Arquitectura y doctorarse, estableciendo allí su residencia habitual.
Un hombre correcto y amable que prefería hablar de cosas poco comunes, como "el sentido del espacio" o "la experiencia del espacio". Un arquitecto apasionado y enamorado de su pueblo, Alcázar de San Juan, donde regresaba siempre que podía
En su Encuentro con Antonio Leal (publicado el 2 de marzo de 2018 y recogido en la página 161 del libro Encuentros en La Castelar) nos explicaba, entre otras muchas cuestiones relacionadas con su profesión, cómo los lugares influyen en el estado de ánimo de las personas, lo grande, lo pequeño, la luz, el sonido... Una apreciación que siempre tuvo presente a la hora de ejercer su profesión.“En el fondo, la vida es como una puesta en escena, nosotros somos los actores; y los edificios, la ciudad y el paisaje son el escenario”, afirmaba.
Siempre dispuesto a aportar, no dudó en colaborar con El Semanal y participar como ponente en nuestro Primer Encuentro en La Castelar. Nos habló entonces de esa comunicación entre los ciudadanos y la ciudad; y lanzó varias propuestas, siempre atrevidas y sugerentes como su obra, para mejorar nuestro Alcázar de San Juan:
- La recuperación del circuito de veletas (esculturas de un hombre a caballo, con estandartes que se mueven con el viento) diseñado por Isidro Parra
-La posible construcción de un auditorio cubierto con una cúpula mimetizada en el cerro de los molinos que uniese dicho paraje con los túneles del Polvorín, «algo diferente que sería referente en la comarca».
-La convocatoria de un concurso para terminar la torre de San Rafael, de modo que sirviese de referencia como señalización de la parte trasera de la ciudad.
-La colocación, en algún lugar emblemático, de una escultura o estatua en homenaje al doctor Mazuecos, "para que como médico, escritor y cronista este representado como merece en nuestro pueblo".
-La reforma de la tapia del Parque Alces, considerada, por este doctor en Arquitectura, demasiado elevada, «pues impide ver el interior del parque» (rebaja de altura y construcción de asientos)
Propuestas que sumamos, para terminar, a algunas de sus actuaciones en nuestra ciudad, obras que mantendrán siempre vivo su recuerdo y que tal vez muchos de nuestros lectores no conozcan su autoría, como el aulario de Infantil del colegio Santa Clara; la iglesia de San Rafael; la reforma del Museo Formma o la escultura de la Encima situada en la rotonda cercana al hotel Intur (obra de su hijo, el escultor Juan Pablo Perucho, en la que también participó).
Sin duda, otra triste y lamentable pérdida para Alcázar de San Juan. Nuestro sincero pésame para su familia. DESCANSE EN PAZ.
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