Farmacéutica y profesora de secundaria de profesión y poeta por vocación, Virginia Sánchez Nuño es una manchega de Moral de Calatrava que llegó a Alcázar de San Juan para quedarse. Desde que aprendió a escribir, la poesía ha estado presente en su vida y la atrapó, casi sin intención. “La poesía no es algo que pertenezca al autor, es algo que está fuera, está en la riqueza de la vida, sólo hay que dejarse sobrecoger por la belleza”. Una belleza que, en su caso, tiene nombre propio: La Mancha. “Amo mi tierra, sus paisajes, nuestras gentes. Hubo una etapa de mi vida que estuve fuera y cuando regresé fue todo un gozo”.
Desde que la lírica la atrapó no ha dejado de escribir, “siempre llevo una libreta encima en la que voy apuntando sensaciones. Escribir para mi es una necesidad”. Escribir y leer usando y palpando la tinta y el papel “me gusta sentir el calor de la celulosa, aunque sé que en estos tiempos la tecnología es necesaria”. Confiesa que desde que se jubiló ya no escribe tanto. Lo que sí está haciendo es recopilar trabajos que no han visto la luz y ordenándolos, como es el caso de la obra que presentó el pasado jueves, 6 de junio, en el Salón Noble del Ayuntamiento de Alcázar. Una obra editada por la Diputación de Ciudad Real, dentro de la Biblioteca de Autores Manchegos, en la colección Ojo de Pez que recoge ya más de 100 volúmenes, como así especificó el vicepresidente en funciones del organismo provincial, Gonzalo Redondo, que también estuvo en esta presentación.
“Trayectos Germinales” es un compendio de poemas escritos hace más de ocho años que expresan la vivencia lírica de la autora con respecto a su tierra, La Mancha, “los poemas siguen siendo actuales porque el paisaje manchego sigue vivo”. Entre estos paisajes, símbolos tan identificativos de Alcázar de San Juan como es el ferrocarril.
La alcaldesa en funciones de Alcázar, Rosa Melchor, hizo un hueco en su agenda para acompañar a Virginia en la presentación de esta nueva obra, editada por la Diputación de Ciudad Real. “Es un lujo contar con esta alcazareña de adopción y, a estas alturas, ya de vocación; porque es una mujer inteligente, bien formada, madre que ha tenido tiempo a lo largo de su vida de compartir su sensibilidad a través de la escritura; expresando lo que lleva dentro y reflejando nuestra identidad manchega y alcazareña”. Melchor coincidió con la escritora en destacar la magia especial del papel. “Cuando quieres escribir algo de corazón no funciona igual la tinta y el papel que un mail. Es mucho más personal y lleva más de ti”. También puso en valor el talento alcazareño y la vitalidad de una ciudad que siempre está activa, en diferentes ámbitos, también en el cultural, artístico y literario.