EN MEMORIA

Por Rufino Ángel Ligero Giménez, catedrático de Universidad

Hace días, en que por motivos profesionales hube de ausentarme, sólo pude contestar brevemente en Facebook una noticia acerca de cierto problema con la solicitud de incluir la ciudad de Alcázar de San Juan en la Red de Ciudades Cervantinas. Al parecer se ponía como condición, cosa que dudo, la renuncia a la reivindicación de esta ciudad a ser la cuna de Miguel de Cervantes Saavedra.


Puesto que, como más adelante se verá, es un tema que me toca de cerca, no puedo dejar de hacer algunas puntualizaciones sobre el mismo. La primera de las cuales es que mi testimonio queda al margen de cualquier intencionalidad política, pues soy devoto de la creencia que el sectarismo es principal enemigo de la verdad.


No es nuevo el interés por desprestigiar la partida de bautismo existente en la iglesia de Santa María de Alcázar de San Juan. Desde 1730, los deseos de legalizar la cuna de Cervantes fueron muy fuertes, destacando defensores de la tesis alcalaína, basada en la famosa partida de rescate de un tal Miguel de Cervantes, hijo de Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas de Alcalá; y de otra, una pretensión similar de la ciudad de Madrid basada en una falsificación en la misma partida de rescate hecha por D. Emilio Sebastián Castellanos, anticuario que fue de la biblioteca Nacional, y hábil falsificador también de varias cartas de Quevedo. La falsificación de Madrid fue denunciada en la revista “El Observatorio Pintoresco”, y de ella beben distinguidos “alcalaistas” para descartar la tesis madrileña, callando sin embargo otro artículo contemporáneo en la misma revista de otros autores que apoyan la copia publicada por la Real Academia Española, certificada por fray Alonso Cano, Redentor General de Cautivos y Ministro de la Orden de la Santísima Trinidad de Madrid, “quien opina que ni por Madrid ni por Alcalá, sino por Alcázar de San Juan”.


Mucho más reciente fue el I Congreso Internacional sobre Cervantes, celebrado en Madrid a finales del siglo pasado, uno de cuyos objetivos era consolidar de forma definitiva la cuna del autor del Quijote, y en el que intervino, como David ante Goliat, el investigador cervantino D. Ángel Ligero Móstoles, mi padre, que pese a ser relegada su conferencia a una hora final en la mañana, encontró eco en cervantistas de la Universidad de Guanajuato (México), San Petersburgo, Buenos Aires, y de otras instituciones internacionales que consideraron prematuro pronunciarse sobre ello “tras oír la intervención del profesor Ligero Móstoles”.


No soy cervantista, y Dios no ha querido dotarme con la capacidad e inteligencia de mi padre, y no puedo defender su tesis sobre el Miguel de Cervantes autor del Quijote, para eso están sus dos obras publicadas. Me sorprende, no obstante que pese a que la edad confesada por el autor en sus Novelas Ejemplares, sea tres años inferior a la del Miguel de Alcalá, reconocida por el mismo Astrana Marín, este no abandonara la tesis alcalaína.
Por último quiero mencionar a D. Antonio Mendoza, quien “tras veinte años de investigación avala la teoría de que Cervantes nació en Alcázar de San Juan”. Tengo mucho interés en leer su libro y conocer qué otras razones le llevan a tal conclusión, porque las que he leído aportadas en la prensa ya estaban publicadas por mi padre en su obra “La Mancha de D. Quijote”, tomos I y II. 


No soy cervantista, pero como científico me mortifican las dudas y no puedo concluir sin exponer algunas que me asaltan respecto a Miguel de Cervantes:
1) ¿Por qué, tras su rescate y fracasada peregrinación en busca de un favor de la corte, decidió marchar a la plaza de Orán?


2) ¿Por qué la primera edición fue publicada sin el “níhil óbstat” de la Iglesia?


3) ¿Por qué en la escrupulosa cuenta de rescate de fray Juan Gil, que es quien rescató a Cervantes Saavedra, cita que “hubo de buscar entre mercaderes doscientos e veinte escudos para completar con los doscientos e ochenta que había de limosna de la redención los quinientos demandados “para que este cristiano no se perdiera en tierra de moros”, y no cita para nada los quinientos entregados por doña Leonor y sus hijas a fray Juan Gil para rescatar a su hijo alcalaíno?


4) ¿por qué Miguel de Cervantes recibió cristiana sepultura en el convento de las Trinitarias de Madrid?


Quizás las respuestas a estas preguntas acaben por certificar que es Alcázar quien tiene el honor de la cuna de Cervantes… lo que quizás justificare las famosas palabras al comienzo de su obra cumbre.