El alcazareño Teodoro Tejado, un pintor de vocación desde los 10 años

Teodoro Tejado, un alcazareño de 75 años residente en Valencia, quiere mostrar, a través de este medio de comunicación, su aportación al arte, y principalmente a la pintura. Tiene en su haber cientos de cuadros, muchos de ellos vendidos, y ninguna exposición, pero sí premios en certámenes y concursos de pintura.

Según cuenta el propio autor en su currículum, “mi vocación viene de mi propia profesión, recuerdo ir con las escaleras y los botes de pinturas a las casas de los vecinos donde habían pasado avisos para ir a pintar y decorar las paredes de sus casas del pueblo, y a los recados de los oficiales al taller, en aquellos tiempo mi edad era de 10 años, de ello nace en mi un afán de pintar mejor y hacerlo mejor cada día”.

+Después de los años y de formarme con los maestros Julián Tejado y Jesús Molina, “del cual nace en mí una gran afición a la pintura al óleo y acuarelas” y entonces pintaba donde podía: cartones y recortes de tableros, “formación que hice en una empresa de Madrid y luego en otra de Valencia”.

Cuando volvió a su pueblo, Teodoro Tejado montó un taller de Pintura y Decoración, “y aparte pintaba encargos de lienzos al comercio de la señora Julia, la del Espejero, Felipe Ramírez, a los Arias en su exposición de la calle La Virgen, etc, y también realicé trabajos en las casas particulares”.

Pasado el tiempo, Tejado vuelve otra vez a Valencia, donde ha transcurrido su  vida dentro de la industria del ferrocarril, dedicándose a la decoración y rotulación de locomotoras, sin dejar de lado ni un minuto su afición al óleo. En este tiempo en Valencia ha participado en varias exposiciones y Grupos de Empresas, obteniendo importantes premios para él a lo largo de los años, como un primero y un segundo en 1976, 1977 y 1979. Ha participación en vario s concursos y certámenes como el del Barrio de La Coma en Burjasot 2021, Certamen de Pintura Rápida Nocturna en 2004 y el Certamen de Pintura de la Denominación de Origen La Mancha 2005.

Como decía Machado, “mi infancia son recuerdos”, y los de Teodoro Tejado “son recuerdos de paisajes, casas, cosas y lugares que ya no puedo visitar como yo quisiera, en mi tierra natal. Vivencias de sitios cuyos colores fotografía mi mente para después dar forma en el lienzo aprendiendo un poco de cada paisaje, personaje y de cada color. Mis obras pretenden ser fiel reflejo a lo que mis ojos y mis sentimientos ven”, asegura Teodoro, quien siempre lleva, tal como explica, sus rotuladores y lapiceros con él.

Años después, pasa a contactar con el pintor valenciano Miguel Ferris, donde continuó formándome un poquito más y haciendo trabajos para comercios de marcos y molduras y encargos particulares. Aunque esto ya lo ha dejado de momento todo “con todo el dolor de mi alma, y quiero copiar en este poco espacio uno de mis  recuerdos, muy antiguo y muy querido, por la forma de cómo surgieron estos apuntes y su historia y otro más actual”

Teodoro Tejado confiesa que no quiere hacer exposición con esto “porque no me gustan las exposiciones, yo los creo y me da mucho sentimiento que se los lleven y ya no los vea más, pero esto es así”.

Uno de los archivos que nos presenta Tejado es el del Orujo, “como se le llamó durante muchos años por ser la escombrera del pueblo, allí tiraban todo y fue lo que yo de pequeño dibujé a lapiceros en una cuartilla encima de una caja de zapatos como mesa, no había para más, con los años lo pasé a lienzo y óleo casi con los mismos trazos por tener ese recuerdo de que en aquella época lo pasé mal”.

Además, muestra varios lienzos de su recuerdos de Alcázar de San Juan, el paso a nivel antiguo, el molino, el orujo junto al chimeneón, etc, solo una muestra del ingente trabajo de Teodoro Tejado como Pintor en el Pueblo.