FORÁNEO DE ALCÁZAR

Universidad de Alcázar (Parte II). Los Franciscanos.

Por Chindasvinto

Los Franciscanos, artífices reales de toda esta obra, llegaron a Alcázar siendo religiosos dependientes de la provincia franciscana cartaginense. Su llegada, la fundación y el patronato del convento puede ser reproducida en base a tres documentos esencialmente: “Crónicas franciscanas de España, XIII: Crónica de la provincia de Cartagena”. Ed. Cisneros,1980. Madrid.  Pablo M Ortega (novicio de Alcázar) y citado en adelante como Ortega, Crónica. La otra fuente es Apuntes Históricos de Alcázar de San Juan” Arch. Histórico de Alcázar. 1905. Enrique Manzaneque El convento de San Francisco en Alcázar. J, Álvarez, J. Herranz, 2009).

Fig.1. Chronica de la Santa Provincia de Cartagena. Parte Segunda.

Pablo Manuel Ortega. Murcia 1746.

La FUNDACIÓN del convento de San Francisco se remonta a 1532 (Fig. 3). Administrativamente dependía del Priorato de Castilla y León de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén y el Gran Prior, responsable político, económico, judicial y de parte de la jurisdicción espiritual. Lo terrenal a través de su Gobernador y lo espiritual a través de su Vicario ya que el Prior no solía vivir allí. La jurisdicción espiritual era compartida con el arzobispo de Toledo. En más de una ocasión hubo conflictos de dignidades prioral y arzobispal sufridos por los alcazareños. En el fondo de las disputas subyacían temas económicos, pues el priorato proporcionaba pingües beneficios.  El Prior, como señor de la villa recibía los tributos directos e indirectos que gravaban a las gentes del campesinado, burguesía rural y urbana, que no disponía de excedentes para tanto impuesto, ya que la actividad de Alcázar era agropecuaria, un mínimo sector de transformación de productos agrícolas y servicios y la famosa fábrica de pólvora que fue la mayor del reino. La Iglesia tenía desde 1226 una parroquia, la de Santa María, que quedó pequeña con el crecimiento demográfico, y se construyó extramuros una nueva sobre edificio preexistente, la de Santa Quiteria, obra de Juan de Herrera en 1518, pero no aportaban riqueza a la Archidiócesis.

Tras muchos años de disputas, Priorato y Arzobispado toledano firmaron una Concordia, de modo que Alcázar pasó a ser la sede del Vicario y Juez diocesano con residencia en Santa Quiteria, a la que atendía el clero de la Archidiócesis toledana que reservaba al obispo la potestad de construir iglesias, monasterios, ermitas y hospitales, mientras que el Vicario y el Juez de la Orden de San Juan continuaban en Consuegra. El papa Inocencio XII confirmó una Concordia.

La FUNDACIÓN DE LA IGLESIA Y EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO fue iniciativa de D. Diego de Toledo, hijo del II Duque de Alba D. Fadrique Álvarez de Toledo (sobrino del Rey Fernando el Católico). El motivo fue la confirmación de la posesión del Priorato de León de la Orden de San Juan tras la división realizada por Carlos V en 1517 descrita con detalle en la publicación sobre Cervantes y sus amistades de 20/3/21 (ver y consultar en este periódico) tras las disputas entre D. Antonio de Zúñiga, hermano del Duque de Béjar y D. Diego de Toledo, hijo del Duque de Alba por la posesión del Priorato. (El pleito Zúñiga-Alba ya venía de antiguo, puesto que la casa de Béjar había disfrutado de la regalía del Priorato concedida por el papa al nombrar Prior a D. Antonio de Zúñiga, mientras que el rey Fernando el Católico, para recompensar al Duque de Alba sus servicios a la Corona, conseguía que el Gran Maestre de la Orden designara Prior a D. Diego de Toledo. Amos reclamaron sus derechos recurriendo incluso a las armas hasta que el Cardenal Cisneros, haciéndose cargo en persona del Priorato pacificó la situación que tuvo su solución definitiva con la actuación del emperador Carlos V y la división del priorato en 1517 y confirmada por el Gran maestre en 1531).

Aquí comienza una más que interesante diatriba, puesto que las fuentes principales además del Archivo histórico del Palacio Real (AHPR) divergen en cuanto al origen en la decisión de construir el convento que siempre se creyó obra de D. Diego de Toledo, pero pudo ser benedictino o dominico o jerónimo. De una parte, en las Crónicas de Ortega”, consta la cesión del sitio para la factura y numerosas limosnas para iniciar el proyecto. Pero en Apuntes Históricos de E. Manzanequese advierte cómo la fundación está en relación con las estancia de unos franciscanos llegados a predicar a Alcázar, procedentes de la provincia de Cartagena que concibieron la idea de fundar una casa de la Orden de San Francisco, idea bien recibida por todos los estamentos sociales de la época. Más bien parece ésta la opción verdadera, es decir, D. Diego pensó hacer un templo y convento y los franciscanos mendicantes pidieron ser ellos los titulares de tal edificio. Esto ya había ocurrido en el origen de numerosos conventos franciscanos, y lo mismo se fundó años más tarde en la misma localidad el convento de los Trinitarios.

Independientemente de cual fuera la iniciativa de la fundación, si es cierto que D. Diego de Toledo donó unas casas y una huerta a las afueras de la villa para la obra prevista (en Archivo de la Orden en Consuegra aparece provisión para esta compra en favor del Gran Prior en 1532). La firma del principal patrocinador aparece en lo alto del presbiterio de la iglesia junto al escudo de armas de los Alba, con alguna ornamentación más que fue adoptada por los franciscanos como escudo de armas de los Grandes Priores (Fig. 2). Se aceptaba así que el PATRONATO del convento correspondía a D. Diego de Toledo, el Gran Prior.

Fig.2. Emblema de los Grandes Priores, parte superior del presbiterio y que suele pasar desapercibida a los fieles a pesar de su importancia histórica para Alcázar. Formada por: Escudo de D. Diego de Toledo apreciando en el centro el Escudo de armas del linaje de los Alba, cuatro banderas abatidas a la derecha y otras cuatro a la izquierda: al timbre una cruz patada con brazo transversal sobre alargado, dos cordones franciscanos acolados formando parejas de espirales y guirnalda a modo de corona circular envolviendo en conjunto. Fotografía elaborada y cedida por Rosalinda Tejera et al, directora del elsemanaldelamancha.com.

Tomó posesión en 2 de Marzo de 1532, de las casas y huerta para la fundación del convento Fr. Juan de Espejo, Guardián del Convento de Cuenca designado por Fr. Álvaro de Santiso, Ministro Provincial de la provincia de Cartagena Hay un fino detalle por aclarar que cualquier notario pondría en sobreaviso: la provisión para comprar la casa de Juan Gracia del Pozo (11 julio 1532) y de la Carta de Venta a favor del Prior (23 febrero 1533) son posteriores a la toma de posesión de las casas y terreno por Fr. Juan Espejo, podemos deducir que el Gran Prior habría hecho la donación de otra casa más (para vivienda temporal de los frailes mendicantes franciscanos) y para alargar los terrenos en los que establecer el convento dando tiempo a los plazos legales escriturados. La fecha de toma de posesión de los terrenos por Fr. Juan Espejo (2 de marzo de 1532) es considerada como fecha de la fundación canónica del convento, aunque aún no existiera físicamente, según aparece en inscripción latina gravada sobre el dintel de entrada a la Iglesia.

Fig.3. Inscripción latina en dintel de la porticada donde figura la fecha de inauguración canónica oficial del templo en 1532 (parte derecha de la foto). La traducción literal es: “Obra dedicada a San Francisco. Ésta es la casa del Señor, firmemente edificada por mandato del Ilmo. Sr. D. Diego de Toledo, Prior de Castilla, siendo Papa Clemente VII y Carlos V Príncipe de las Españas. Año de MDXXXII (1532), día 2 de Marzo”. Imagen elaborada y cedida por Rosalinda Tejera et al, directora de elsemanaldelamancha.com.

No se hace referencia a altas dignidades franciscanas, ni a permisos de las mismas, como era costumbre, por lo que suponemos que el Priorato considera a todos los efectos la fundación del convento obra de la Orden de San Juan. Aunque no necesitaran permiso franciscano, sí que los sanjuanistas necesitaban bula papal para la construcción, pero ni en bularios franciscanos se ha encontrado dicha regalía papal. De cualquier forma, el convento pasaba a formar parte de la Provincia de Franciscanos Observantes (observan la Regla monástica franciscana) de Cartagena, independiente de la de Castilla. La provincia de Cartagena llegó a tener 49 conventos y Alcázar era el número 20.

En cuanto a la CONSTRUCCION DEL CONVENTO, las crónicas aventuran que D. Diego encargara planos a arquitectos que trabajaran para él, junto al contratado por el ayuntamiento Rodrigo de Argüello que participó en Santa Quiteria y concluyo Andrés de Astián. Pero, el verdadero constructor fue el pueblo de Alcázar que se volcó en la obra. Si D. Diego aportó abundantes limosnas, proporcionalmente, las gentes del pueblo aportaron más. Todo el vecindario colaboraba, unos con dinero, otros con carros, otros con sus manos, cada uno con lo que tenía y con ilusión inmensa. Hay un dato conmovedor: se formó una cadena humana desde el paraje de tejera a unos 2,5 km hasta la iglesia para conducir la teja de mano en mano hasta su iglesia. Las campanas se forjaron en el solar del convento donde los vecinos más ricos echaban monedas de oro y plata para que las campanas tuviera el mejor sonido. Fue todo el pueblo aunque D. Diego fuera el promotor principal. (Arch Hist. Pr). Hasta de otros pueblos mandaron ayuda, como el caso de Quintanar que se hizo cargo de la capilla de los Dolores.

La duración de las obras se prolongó unos 30 años aproximadamente. En un documento de 1581, (AH Palacio Real. Fondos Infante D. Gabriel. Leg. 30) el Guardian y los religiosos del convento piden al Gran Prior limosna para acabar de pagar el cuarto del claustro adyacente a la iglesia y que dependía del coro y Sacristía y por todo lo que quedaba para finalizar la edificación. Pero no sabemos fecha exacta de fin de edificación, consagración y la bendición de la vivienda de los religiosos.

A medida que fueron sucediéndose los Patronos Priorales, los franciscanos vieron cambiados sus niveles de rentas y solicitaron un Patronazgo Inmemorial y que no cambiaran las cosas y limosnas con cada Gran Prior. En 1719 Felipe IV dio orden al Priorato para que se continuaran pagando cincuenta fanegas de trigo que venían ya recibiendo anualmente (desde D. diego de Toledo), por ser este convento de su patronato y por la asistencia de los religiosos a decir misa a los presos de la cárcel de la villa se entregaran 50 maravedíes anuales y que con cada Gran Prior hubiera una ceremonia de toma de posesión del Patronato que de algunas forma obligara a dichas dignidades a mantener al menos si no subir la limosna asignada. Aunque se respetaron las limosnas en los años siguientes hubo divergencias con la tomas de posesión del Patronato porque obligaba de los Priores con las limosnas que ellos, quizá no estuvieran dispuestos a dar.

EL MONASTERIO EJERCIÓ DE EFECTO LLAMADA PARA OTROS CENTROS. El primero de ellos, fundado en Alcázar fue el Monasterio de la Concepción de las Monjas de la Tercera Orden Regular de San Francisco, fundado en la ermita de Ntra. Sra. de la Concepción por Sor Francisca de la Cruz, monja alcazareña. La solicitud de fundación, consta en (AHMASJ) con fecha de 1 de junio de 1557. Que hubo que esperar hasta 1564. Tomó posesión del Monasterio el Ministro Provincial, Fr. Juan de Aguilera en nombre de la provincia de Cartagena y nombraba Vicario al confesor de las monjas, el franciscano Fr. Francisco Velázquez. En 1590 y tras aplicar las normas del concilio de Trento, se imponía a las monjas la clausura y el monasterio pasó a formar parte de la Segunda Orden Franciscana profesando sus monjas la Regla de Santa Clara.

Una décadas más tarde Alcázar vio nacer otra comunidad de monjas franciscanas en el Monasterio de San José, de la orden de Santa Clara por la iniciativa de la rica alcazareña María Díaz Pedroche aprobándose su fundación por la provincia Cartaginense en 1601. Las primeras religiosas fueron clarisas de Alcázar por deseo de María Díaz. El monasterio perteneció siempre a la Cartaginense y el vicario siempre fue uno de los religiosos del convento de San Francisco.

Posteriormente se estableció el Convento de la Trinidad con la advocación a Nuestra Señora de Gracia, por la iniciativa del matrimonio de Alcázar Juan Guerrero Portanova y Bernarda de Úbeda y Guzmán, tras la llegada al lugar de unos Trinitarios a predicar. El proyecto del convento en 1633 contó con la oposición de parte del concejo por resultar un proyecto gravoso y también de los franciscanos del convento y del Mayordomo de Santa María. Ambos consideraban muy costoso otro convento de mendicantes en una población que ya contaba con tres (uno de ellos muy pobre, el de la Concepción) y un abundante clero (86 sacerdotes y 70 frailes franciscanos de los que 40 eran sacerdotes) más otros 9 conventos mendicantes en la comarca que venían a pedir limosna a la villa de Alcázar. No obstante, Se consiguió el permiso del Ayuntamiento de Alcázar y del cabildo de Santa Quiteria, licencia del Gran Prior y bula del papa Urbano VIII. Pero en 1634 el Priorato se declaró contrario por las mismas razones que aducían los franciscanos y Santa María, el gran aumento del patrocinio eclesiástico en perjuicio de la Real Hacienda que se vería acrecentada con la instalación de los Trinitarios. El proyecto quedó paralizado, pero la influencia del venerable Tomás de la Virgen sobre Felipe IV y su esposa hizo posible que el 14 de julio de 1648, los Trinitarios tomaron definitivamente posesión de su convento en Alcázar.

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