FORÁNEO DE ALCÁZAR

Universidad de Alcázar (Parte V). Casa de Estudios-Universidad II

Por Chindasvinto

….. Viene de parte IV.

C. PROFESORADO Y DIRECCION.

Como en las Universidades mayores o de patrocinio estatal, la responsabilidad directa de todo lo relativo al centro correspondía al Rector y a los Lectores. Pero dado el lugar de ubicación de la Universidad, un convento de una orden, hay muchas matizaciones que hacer, y la primera de ellas es que la cabeza visible y más alta dignidad de la U. de San Francisco era el Guardian de la comunidad que era el “Regente de los estudios” y delegando parcialmente, para los estudiantes franciscanos, el responsable era el Maestro de estudiantes (este cargo requería el haber sido durante tres cursos Lector de Artes).

El cargo de Rector era obligado en las casas de estudios teológicos (podía faltar en otras casas) y lo desempeñaba habitualmente el Guardian del convento que tradicionalmente solía ser un Lector jubilado y que también debía poseer algunos requisitos según las legislación de la orden y que eran: haber enseñado Artes o Teología durante doce años o excepcionalmente seis años de Teología escolástica. Como autoridad suprema del centro de Estudios él presidía los actos oficiales, coordinaba actividades y garantizaba cumplimento de objetivos. Estaba también obligado a asistir a todos los “ejercicios literarios”.

Los Lectores eran una élite en la jerarquía de las provincias. En las Constituciones de las provincias y en la reforma de P. Navarro, los candidatos a lector eran elegidos por el gobierno de la provincia en concurso oposición y finalizados los estudios eclesiásticos debían hacer dos o más años de especialización en Artes y Teología y ganar las correspondientes oposiciones, sin lo cual, los años de enseñanza no le contabilizaban para la jubilación (P. Navarro. Plan de Estudios V). Para ser Lector en Teología debía haberlo sido antes en Artes al menos durante dos años. Excepcionalmente se podía ser Lector en Teología sin serlo antes de Filosofía y más raramente enseñar Artes sin haber hecho estudios de especialización (Constituciones de la Provincia de Cartagena -1712- IV, 2).

Como ya mencionamos al hablar de las cátedras, se asignaba un solo Lector para las casas de Artes y tres o más para las casas de primera (como la de Alcázar) de Teología; uno para Dogmática, otro para Sagrada Escritura y el tercero para el Derecho. En la reforma de P. Navarro se estableció una cátedra para Lugares Teológicos en el primer año de Teología (P. Navarro, Plan estudios VIII).

Los Lectores estaban dedicados en exclusiva a la lectura y el estudio exentos de cualquier otra actividad. Solo se les permitía predicar algún sermón al año. Obligados a impartir clases durante todo el curso y sin repetir materias pues penalizaban sin computar a efectos de nombramiento de Lector jubilado. Todos los días lectivos debían preguntar la lección a sus estudiantes y tener la “Controversia” de Artes y la “Conferencia escolástica” de Teología. El Ministro provincial fiscalizaba que los lectores cumplieran adecuadamente su tarea.

Fig. Colegio de San Pedro y San pablo para franciscanos en Alcalá de Henares

Por la Universidad de San Francisco pasaron los más prestigiosos franciscanos Lectores formados en el más prestigioso centro de estudio de los Franciscanos, el Colegio de San Pedro y San Pablo de Alcalá de Henares, fundado por Cisneros para la Formación en la Complutense de doce franciscanos de la Observancia., cinco de Castilla y el resto de otras provincias. La de Cartagena solo tenía a un estudiante becado de entre los mejor capacitados. De las aulas del colegio de Alcalá salieron, para enseñar en Alcázar hasta once Lectores, todos de alto prestigio y algunos llegaron a desempeñar importantes cargos, por ejemplo Fr. Francisco Reluz, y otros, de los cuales 5 llegaron a ser Ministros Provinciales. (Antonio Martín: Apuntes bio-bibliográficos, 483. En esta referencia se puede consultar listado de alumnos de Alcalá y los cargos que tuvieron, así como en Crónica III de Ortega.). Aunque no queda constancia de ello es posible que fueran alumnos de Alcalá Fr. Juan de Villarrobledo colegial a partir de 1587 y Ministro provincial, y Fr. Juan Beltrán, evangelizados de los moriscos en Valencia.

Además de los de procedencia alcalaína, también pasaron por la “Universidad de San Francisco” de Alcázar un numeroso grupo de Lectores formados en el colegio de la Purísima Concepción de Murcia (hasta 30 Lectores). Los alumnos de Alcalá y de la Purísima de Murcia eran los detentores del derecho de opositar a las cátedras de Arte de la provincia y generalmente eran preferidos para los cargos más importantes. (AHN. Clero, Lib. Libro de patentes de Villarrobledo).

Aparte de los lectores que pasaron por estos dos centros, Alcalá y la Purísima en Murcia, hay como unos 20 que llegaron a ser lectores de Artes y Moral y e incluso de Teología escolástica de los que no tenemos constancia que hubieran pasado por esos centros. Es posible que hubieran sido elegidos por su preparación personal. La gran mayoría de estos lectores de Alcázar publicó algunos Sermones, Tratados de Teología y otras obras (Monografía de Antonio Martín. Apuntes bio-bibliográficos, 13-147)

D. ALUMNADO Y VIDA ACADEMICA.

El régimen de vida en las casas de estudios era muy riguroso y sim cambios en siglos al objeto de favorecer la dedicación al estudio. La jornada, de lunes a sábado giraba en torno a las horas de clases y al estudio,. Solían ser tres clases y recibían el nombre de las Horas de rezo canónico, es decir, la Prima a primera hora de la mañana, la Tercia a media mañana y la de Vísperas a primera hora de la tarde. Posteriormente con las reformas quedaron reducidas a dos Prima y Vísperas.

El curso empezaba en 18 de septiembre y finalizaba al terminar mayo con periodos vacacionales en Navidad y Semana Santa.

Se levantaban a las 4 de la mañana, tiempo de estudio seguido de rezo divino, oración personal y trabajo0s en el convento. De 8 a 9 primera clase, terminada la cual toda la comunidad acudía a misa conventual y los estudiantes seguían con el estudio hasta la comida, a las 12:00 h. Por la tarde de 2 a 3 clase de Vísperas que se prolongaba hasta las 17:00 en que por espacio de una hora se acudía a la Conferencia diaria. Todo ello se veía jalonado de actos complementarios: la Controversias, Conferencias y Conclusiones, que eran pruebas del aprovechamiento de los estudiantes, y en ellas, el alumno exponía lo tratado en las clases frente a adversario que argumentaban en contra. Los Lectores de Artes tenían Controversia- Conferencia todos los días antes del rezo de completas y a final de mes las conferencias mensuales en las que podía intervenir cualquier miembro de la comunidad. La didáctica Teológica era similar solo que esta Conferencia escolástica podía hacerse en el refectorio durante la comida sustituyendo a la lectura.

Las Conclusiones eran más puntuales y se hacían en jornadas especiales del calendario escolar. Eran de más entidad intelectual y estaban abiertas al gran público. Una vez al año tenían lugar con Conclusiones generales a cargo de algún alumno que eras elegido por el provincial, previo informe de los Guardianes, Lectores y maestro de estudiantes, entre aquellos que habiendo cursado al menos dos años de Teología, tenían el título Actuante, conseguido con la defensa de seis cuestiones de tres materias distintas, frente a cuatro opositores.

A las Conclusiones Generales asistían todos los estudiantes del centro y de los conventos más cercanos. A Conferencias y Conclusiones se añadían las Justas y Certámenes literarios con ocasión de acontecimientos extraordinarios, y diversos Sermones públicos a cago de los estudiantes que ultimaban su preparación para la ordenación sacerdotal.

En la Universidad de San Francisco, el examen final de los estudiantes se confiaba a un lector de otro co0nvento en presencia del Guardian y los Discretos de la comunidad y enviaba comunicación escritas de los resultados al provincial.

En lo que respecta al alumnado y según P. Ortega, en las clases participaban gran número de oyentes así como religiosos seculares y seglares con interés pero sin pretender sacerdocio, pues San Francisco estaba en Territorio de la Orden de San Juan que tenía su propio clero y su propia casa de formación en Santa María del Monte., en las proximidades de Consuegra aunque también se servía del clero arzobispal, por lo que era de esperar que mucho alumnado secular no era de Alcázar aunque viviera en la villa durante el curso, haciendo de la población una pequeña ciudad universitaria. Vendrían, los religiosos seculares de Santa María del Monte, del arzobispado de Toledo, de parroquias de Alcázar e incluso clérigos de los Trinitarios (hubo miembros del coro trinitarios en la comunidad franciscana).

Algunos preeminentes personajes salieron instruidos de San Francisco, tanto religiosos como seglares. De allí salió Fr. Ginés López Yáñez de Quesada que completó estudios en Salamanca y enseñó después en Orihuela, Lorca y Murcia. Estando en Murcia se beatificó a Fr. Pedro Bautista y otros protomártires de Japón, hecho que lo inspiró para las misiones en Extremo Oriente y en 1631 llegó a manila donde alternaba la enseñanza con el estudio de otras lenguas. Murió mártir en Japón en 1634. Otros importantes fueron Fr. Juan Antonio Calderón y Fr. Francisco Manuel Malo y Malo restaurador de la provincia tras la exclaustración, Lector y Rector de colegios para misiones en Tierra Santa y Marruecos y cofundador de las Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción. Inició su noviciado en cuenca y terminó en San Francisco. Aunque muchos clérigos y seculares con cierta formación humanística tenían su cuna en San Francisco que se convirtió en un centro de irradiación de Cultura y vida intelectual para los jóvenes de Alcázar.

Ya hicimos referencia en la parte II a las dependencias del convento, pero desgraciadamente nunca se ha podido reconstruir la Biblioteca. Si sabemos que la legislación franciscana determinó la creación de bibliotecas conventuales y la adquisición y actualización de sus fondos, con un estricto control archivístico de los libros al libre uso de los Lectores. Siempre hubo especial atención a la actualización de las mismas de modo que no faltaran ejemplares de los textos con las materias usadas en cada una de las casas. al frente estaba el bibliotecario que en las casa de estudio de Teología el cargo lo desempeñaba un Predicador y donde no lo había, uno de los Lectores.

A tenor de la importancia de la casa de Alcázar, parece lógico pensar que su biblioteca fuera una de las mejores de la provincia, con obras copiosas y apreciables de todas las materias. Pero por desgracia, no se ha conservado el catálogo de la biblioteca y se ignora donde pudo ser destinada por los comisionados de desamortización. Al volver los frailes, que se llevaron libros a la exclaustración, muchos fueron trasladados a Baza y en ellos se puede reconocer esta frase: “De la librería de N.P. San Francisco de Alcázar de San Juan”.

E. LA UNIVERSIDAD DE SAN FRANCISCO Y EL VOTO A LA INMACULADA.

El teólogo franciscano Escoto introdujo en los estudios a principios del XIV la cuestión de la Inmaculada concepción de la Virgen y la Orden se volcó con este misterio mariano hasta el punto que la doctrina inmaculista llegó a designarse como (“Opinión de frailes menores”). Desde su cátedras de Filosofía y Teología lanzaron el mensaje que difundió rápido en el pueblo. En el XV ya pueblos y Universidades fueron haciendo su particular voto a la Inmaculada y fue la Sorbona la primera universidad que lo hizo y Villalpando la primera Villa (1466). Poco más tarde lo hacía Alcázar y en relación con una epidemia desoladora de langosta, el Priorato de San Juan y el Concejo acudieron a la ermita de la Concepción pidiendo protección y haciendo promesa de hacer guardar la fiesta si se veían libres de plaga. Así fue.

Una nuevo plaga en 1546 hizo renovar los votos y el día se hizo festivo en Alcázar (de este evento se conserva original en el archivo conventual). La renovación de votos se realizó en Santa Quiteria y hasta 1824 la Inmaculada fue la patrona de la villa corriendo el ayuntamiento con los gastos de celebrar la fiesta. Con motivo de todo esto, la alcazareña Francisca de la Cruz, fundó el monasterio de la Concepción (Santa Clara) en la ermita, manteniendo la titularidad de la concepción para la iglesia de la que era patrono el Concejo.

La Universidad de Alcázar no fue ajena a estas iniciativas y más estando en el origen de estas iniciativas la propia Orden, que en el Capítulo General de Toledo en 1645 declaraba a la Inmaculada Patrona de la orden franciscana (Constituciones de la Provincia de Cartagena -1472- ), II, I.

Aunque la iglesia conventual estaba dedi8cada al Santo patrón, en el centro de su retablo mayor había una talla de la Inmaculada, y en la Cátedra de Teología se defendió siempre con ardor en misterio de la Concepción, cosa que se hacía de manera especial cuando se incorporaban a sus aulas los Lectores formados en Alcalá desde 1617.

La Universidad de San Francisco prestó también gran contribución en el campo de la publicaciones ya que Guardianes, alumnos y Lectores publicaron y mucho sobre la Inmaculada.

La defensa de la Inmaculada llegó a convertirse en España en una cuestión de Estado con las continuas diligencias ante el papa para conseguir su definición dogmática implicándose la Corona, en concreto Felipe III y sus embajadas a Roma a través del obispo franciscano de Cartagena Fr. Antonio Trejo.

La vida en la comunidad, sus actividades, los desagradables episodios de exclaustraciones y desamortizaciones, nueva ocupación y franciscanos de cierto relumbre, ya los dejaremos para mejor ocasión.

Cuando miras hacia a tras y ves que del convento no queda nada, que la información es parcheada, los archivos perdidos y los saqueos tras la exclaustración que dejaron en estado ruinoso el otrora esplendoroso centro de saber y religiosidad, no menos que embarga cierta sensación de pena. Del convento réplica del Vaticano con el Coliseo Romano, las gentes se llevaban, estando ya vacío y en ruinas, sillerías, artesonados, columnas y todo lo que pudieran aprovechar para sus casas. Historia desgraciadamente repetida. Pero quedémonos con lo bueno rescatado, que aunque más bien parecen un conjunto de anotaciones sin hilo argumental, si que se le puede sacar algo de historia con sentido de una institución de la que las gentes de Alcázar pueden sentirse orgullosa y bien orgullosa. FIN

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