Fieles a la tradición, los alcazareños han hecho largas colas en la Plaza de Santa María para comprar una o varias de las 5.800 bolsas de rosquillos que se han elaborado durante toda esta semana en el horno de Espinosa por un grupo de más de veinte voluntarias de todo Alcázar.
Como puede verse en la fotografía, a partir de las nueve de la mañana, con temperaturas frías, decenas de personas han aguardado pacientemente turno para comprar los rosquillos que este año se han puesto a la venta, como siempre, en el local junto a la Sacristía de la Parroquia de Sana María, donde se venera la imagen de San Blas Obispo y Mártir, protector de los males de garganta.
Estos rosquillos se han elaborado con 1.200 kilos de harina, materia prima que pone a disposición de las voluntarias la Parroquia y que se elaboran, según las participantes, con harina, azúcar, vino, anís, ralladura de limón, la receta particular de Luciano Mazuecos. Además de las voluntarias en el horno de Espinosa, hay más voluntarios que se encargan de vender los rosquillos.
