Los amigos del colegio que ya No lo son

los amigos del colegio

Recuerdo que, en uno de mis viajes a Cuba para impartir docencia en la Facultad de Ciencias Económicas, conocí al profesor jesuita Jaime Loring Miró, SJ, un sacerdote muy singular, gran intelectual y preocupado por los temas sociales. En sus formativas tertulias vespertinas, una vez finalizadas las clases, en la terraza del hotel, degustando un delicioso y refrescante daiquiri, me dijo” Pocas palabras, posiblemente, se usen tanto y con tan diferentes sentidos como la palabra amistad, o la palabra amigo”.  La tertulia se prolongó hasta pasada la media noche.

La amistad es un tema recurrente en la filosofía griega clásica, siendo abordada por varios filósofos destacados. Estos pensadores exploraron su naturaleza, su importancia en la vida humana y sus diferentes tipos. Es uno de los pilares fundamentales de la vida social humana. Platón cuestiona si la amistad surge por la semejanza o la diferencia entre las personas. Se planteaba si nos hacemos amigos de aquellos que se nos parecen, o de aquellos que son diferentes, y nos complementan, y sugiere que la amistad más elevada, es aquella basada en el bien y la virtud. Para Aristóteles, se trata de una relación basada en el beneficio mutuo. Los amigos se valoran no por sí mismos, sino por la ventaja que obtienen del otro. Esta situación es común entre personas mayores, que buscan algo útil en su interacción. Los Estoicos la veían desde una perspectiva más universal y racional. Creían en su importancia entre los sabios y valoraban la comunidad humana en su conjunto.

Otros autores como Michel de Montaigne, escribieron que “la verdadera amistad es rara y se basa en una conexión espiritual profunda e inexplicable”; para Descartes, su importancia es como una fuente de alegría y apoyo moral; Hume, la aborda desde una perspectiva empírica y psicológica, explorando cómo los sentimientos y las pasiones, influyen en las relaciones amistosas; Kant, ve la amistad como una relación moral ideal, en la que los individuos se respetan y se tratan con dignidad; Sartre, destaca la complejidad de las relaciones humanas y la tensión entre la libertad individual y la conexión con los demás. Estos filósofos han aportado diferentes perspectivas que enriquecen nuestra comprensión de la relación afectiva, destacando su importancia en la vida humana y sus múltiples dimensiones.

Una de las frases que nos encontramos en El Quijote que refleja la importancia de la amistad y cómo esta influye en la vida de los personajes principales es: "Un amigo ha de ser como un alma en dos cuerpos". Nuestro vecino Alonso, nos enseña la idea de saber compartir valores y pensamientos entre amigos y resalta su papel rehabilitador “encontrando en ella, el alma del descanso”.

A lo largo de nuestras vidas, formamos lazos con personas que nos acompañan en nuestras alegrías y tristezas, que nos apoyan y con quienes compartimos momentos inolvidables. Sin embargo, no todas las amistades están destinadas a durar para siempre. En algún momento, es posible que enfrentemos la dolorosa realidad de que algunos amigos ya no lo son.

Las amistades, como todas las relaciones, pueden tener un final. Reconocer las razones por las que una amistad puede terminar y entender el impacto emocional de esta pérdida es crucial para afrontarla de manera saludable. Aunque perder a unos amigos es doloroso, es importante recordar que es una parte natural de la vida y que, a través de la reflexión, podemos seguir adelante y encontrar nuevas conexiones significativas. La clave está en aceptar el cambio, aprender de la experiencia y mantener una mente y un corazón abiertos a lo que el futuro pueda traer.

Ahora que es tiempo de celebraciones, de encuentros con compañeros de colegio, de comidas amistosas, y otros tantos motivos para reunirse, pienso que la amistad durante los años escolares es uno de los aprendizajes más valiosos y significativos que podemos experimentar. La etapa del colegio, es especialmente significativa dado que a menudo dejan una huella duradera. Muchos seguimos manteniendo vínculos con amigos escolares, y estas relaciones, a veces, han resultado ser una fuente de apoyo a lo largo de la vida. Es una parte esencial y enriquecedora de la experiencia de aquella época la que contribuye significativamente al desarrollo integral de los individuos.

Al compartir muchas horas juntos, nos formamos académicamente y como personas. Éramos de los que pensamos que seríamos amigos para siempre, pero el tiempo acabó por separarnos. Al cabo de los años se ha tenido la oportunidad de revivir algunos momentos del tiempo pasado. No solo recuerdos, sino experiencias surgidas en la vida a cada uno.

Los años escolares son críticos para el desarrollo de la identidad personal. Las experiencias, amistades y desafíos enfrentados durante este período pueden tener un impacto duradero en cómo las personas se perciben a sí mismas. Por eso, algunas personas pueden sentir que su esencia o su "yo" central sigue siendo la misma. La amistad puede evolucionar y adaptarse con el tiempo, aunque a veces, se convierte en algo diferente a lo que fue originalmente. Es natural que algunas amistades se mantengan, y otras no, y también es una oportunidad para formar nuevas conexiones significativas en cada etapa de la vida.

Reflexionar sobre cómo y por qué creemos ser como éramos en esa etapa puede ser un ejercicio valioso para entender mejor nuestra identidad y cómo hemos evolucionado con el tiempo. Es útil reconocer que, aunque algunos aspectos de nuestra identidad pueden permanecer estables, también es natural y positivo que otros cambien y se desarrollen a medida que ganamos nuevas experiencias y perspectivas.

La percepción de uno mismo como si se estuviera en la etapa de la infancia, niñez y adolescencia, a menudo puede estar influenciada por varios factores psicológicos y sociales. La idea de "creemos ser como éramos” puede hacer que las personas idealicemos nuestro pasado y, en consecuencia, pensemos que todavía son similares a cómo eran en esa época.

A lo largo de la vida, las personas cambiamos y evolucionamos en muchos aspectos. Las prioridades cambian a medida que envejecemos. Con el tiempo, adquirimos una perspectiva más amplia y una mayor sabiduría. Aprendemos de nuestras experiencias, tanto positivas como negativas, y esto nos ayuda a tomar decisiones más informadas y equilibradas. Lo que una vez nos unió en nuestra etapa colegial, puede perder relevancia a medida que los intereses y objetivos se desvían.

En muchos casos, los amigos del colegio ya NO lo son, ahora se trata de personas conocidas y saludadas.

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