Reflexiones desde mi mochila

No es la primera vez que escribo de este tema y, si puedo, tampoco será la última. Se han cumplido 80 años de aquel 6 de junio de 1944, en el que se produzco el desembarco de Normandía. Le recomiendo, si no lo ha hecho, querido lector, que si quiere conocer lo que realmente vivieron aquellos miles de jóvenes de EEUU, Australia, Inglaterra, etc… sobretodo los de EEUU que formaban el grueso de las tropas, visualicen la película «Salvad al soldado Ryan».

Miles y miles de jóvenes desembarcando en playas que no eran de sus tierras de origen, y dejándose la vida aquella madrugada, para liberar Europa del yugo cruel e inhumano al que el nazismo la había sometido. He tenido la posibilidad de visitar las tumbas de aquellos chavales en Normandía y la verdad es que viendo sus edades se te caen las lágrimas. He vivido en Francia, como saben, y he sido testigo de como aún las huellas de las barbaries del nazismo persisten en el imaginario colectivo.

Pero la memoria es frágil y el ser humano tiende a caer una y otra vez en sus mismos errores. Gran parte de los mismos discursos que encumbraron a Hitler y el resto de dictadores fascistas de la época, vuelven a ser argumentados por ciertos políticos en toda Europa, ganando adeptos. Es fácil convencer a las masas incultas o desinformadas, y hoy en día mas, donde los «fakes» y «bulos» son usados sin escrúpulos por políticos venidos  a menos, y creídos como dogmas por gente aborregada. Esa misma gente que habiendo encumbrado al que se dedicó a masacrar a quienes no opinaban como él, o simplemente a los que eran diferentes (judíos, gitanos, homosexuales), esa gente, digo, que luego se llevaba las manos a la cara horrorizada cuando las tropas que liberaban los campos de concentración y exterminio, les obligaban a contemplar el horror que el ser humano es capaz de llevar a cabo.

Culpabilizar y estigmatizar al diferente, justificar la violencia o promoverla, impulsar a masas aborregadas para convertirse en «caudillos» no es nuevo, pero cada día es más de actualidad. Y hacerlo sin tapujos desde micrófonos de radio o televisión, o atriles de mítines es cada vez mas habitual. Y todo ello tras la vitola de políticos, periodistas, etc… que buscan su beneficio personal, haciendo creer a sus aborregados que lo hacen en aras de «la verdad», o el «beneficio de los demás». Unas supuestas, falsas y manipuladas «verdades» y «beneficios».

Escribo esto fuera de campañas electorales, porque no me interesa participar en ellas. No tengo mas interés que recordar, que lo que se vivió hace mas de 80 años es susceptible de volver a vivirse de una u otra manera, así de desmemoriados somos los seres humanos, esos que luego nos echamos las manos a la cara ante el horror que hemos provocado, o simplemente ignorado.

Hace 80 años, miles y miles de jóvenes desembarcaron en Normandía, para dejar sus vidas y ser enterrados en sus playas. Y gracias a sus vidas y su esfuerzo, consiguieron que el terrible yugo del horror, la mentira, y la deshumanización acabaran su imperio de terror que habían implantado en Europa, encumbrados por los mismos europeos que luego celebraron su fin.

Hoy no sé si estamos de nuevo ante las puertas de la nueva llegada del horror, la falta de libertad, el pensamiento único y la deshumanización. No sé si nos tocará vivirlo de nuevo. Solo sé que no podemos olvidarnos, al menos los no aborregados, que esto ya ocurrió y se necesitó de muchas vidas de jóvenes para que en nuestra querida Europa volviera a «reinar» la libertad, la humanidad y la democracia. La libertad, igualdad y fraternidad que pusieron por bandera los revolucionarios franceses del siglo XVIII.

No sé donde estamos ahora pero deseo que los no aborregados, que somos mayoría en esta vieja Europa, despertemos e impidamos que se vuelva a vivir. No que miremos a otro lado y luego nos quejemos amargamente.

JAVIER MATA

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